Greg llegó a su casa para tomar una ducha y luego retornar al hospital para pasar la noche velando el sueño de Camila. Llegó con una sonrisa pintada en sus labios, durante el camino ya había hecho las jugadas pertinentes a su favor y mañana temprano tendría una reunión con sus abogados para ponerlos en contexto de la situación, con su vicepresidente y con su padre, este último no lo tenía muy convencido, aún estaba muy desavenido por lo que trató de hacer, no, de lo que hizo. Su propio padre siempre ha querido arrebatarle a las mujeres que Greg más ama, lo consiguió con la primera mujer al asesinar a su madre y ahora lo intentó con Camila. Lo conocía lo suficiente como para intuir que no contendría sus pretensiones, que era obstinado como una roca y que por ello necesitaría la seguridad de Camila ante todo porque nunca estaría a salvo bajo el mismo techo que con él, ella era todo lo que más le importaba, tenerla a su lado, sana y salva, desconociendo o quizá sin querer reconocer, que él mismo era quien más daño le perpetraba a obligarla a permanecer a su lado. Ahora tendría que hallar una forma de manejar esa situación y pronto, pues quería a Camila en casa lo antes posible.
Se encontró con el interior gobernado por la obscuridad, no le despertó envergadura y continuó su camino con destino a la habitación, pero de pronto, una voz que nació en la sala de estar mientras cruzaba esta, lo estancó allí.
— ¿Murió? — preguntó tan tranquilo mientras bebía en la oscuridad del recinto un vaso de vodka.
A Greg le retorció su cinismo, pero él también era cínico, él también podía darle una cucharada de su propia medicina.
— Lamento decepcionarte, pero necesitarás más astucia para separarla de mí.
Mohamed bebió todo el contenido de su vaso de pleno sin modificar su gesto cuando la bebida le quemó la garganta.
— Una pena.
— Si la vuelves a tocar, yo...
— ¡Tú nada! — le interrumpió con dureza —. A mí no me amenazas, muchachito. Te hacen falta muchos huevos para poder injuriarme.
Greg apretó sus dientes conteniendo su furia encarcelada.
— Es mi esposa y no hay nada de lo que tú me digas que pueda separarme de ella.
— ¿Ah, no? ¿Quieres ver que sí? — refutó con cólera —. O te deshaces de esa mujer o pierdes todos los privilegios como mi hijo.
Greg sintió un escalofrío resbalar por su espina dorsal, anonadado, pues esa nueva inminencia lo descolocaba cabalmente.
— Tú no puedes hacerme eso...
— Puedo y lo haré. Eres mi único hijo, Greg, pero estoy dispuesto a retirarte de todo lo que poseo, no dudes de que lo haré. Y sin las acciones que perdiste todo el poder de Empresas Salim es mío.
Greg no podía dar crédito a lo que escuchaba, esas palabras lo estaban enfureciendo a la vez que le dolían, le dolía como puñal enterrándose en su carne.
— ¿Y todo porque no soportas verme con ¡mi mujer!?
— ¡Porque esa mujer es tu ruina! ¡Entiéndelo de una maldita vez! ¡Estás completamente cegado por ella! — Y se levantó del sillón con una díscola rabia, estampado el vaso contra el suelo y los fragmentos se dispersaron por todo el suelo en cientos de fragmentos, para contiguamente caminar como una bestia en dirección a su hijo —. ¡Entrégasela a esa mujer y recupera tus malditas acciones! ¡Ya no te estoy pidiendo que la asesines que es lo que se merece, pero te estoy pidiendo que la cambies por tus jodidas acciones!
— ¡Mi esposa no es un objeto que puedo estar transfiriendo como un canje! — le devolvió el mismo ímpetu en el tono.
— ¡Pero bien que nunca te importó ponerle un precio hace años, cuando ofreciste pagar la deudas de su padre para que fuera tu esposa! ¡Eso, imbécil, es ponerle un precio! ¡Un Salim debe hacer lo que tiene que hacer y no le debe temblar la mano!
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DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)
Fanfiction¿Es posible odiar a una persona con la misma fuerza con que la amó? Creado por una masoquista para masoquistas.