A Louis le resultaba extraño el entorno tan íntimo en el que almorzaban. Yacían en uno de los balcones de un lujoso restaurante ubicado en un edificio, marginados de clientes aledaños, pero el cuestionario que Zayn abordaba intentaba distraerlo de otras interrogantes referentes al porqué de la privacidad del lugar. Se limitaba a responder vagamente las preguntas que Zayn le formulaba referentes a Empresas Salim, como nuevo accionista se ponía al tanto de los conocimientos que lo ciñen, sin embargo, él no era la persona correcta para resolver todas sus inquietudes.
— Discúlpeme, señor Malik — le cortó el hilo de sus preguntas —, pero yo no soy el indicado para hablarse sobre todo eso que necesita saber, en ese caso sería con John, el vicepresidente. Si gusta puedo acordar con el asistente de él para que haga una cita en su agenda y pueda tener un almuerzo juntos y así podrán platicar más augusto.
— Bueno, te seré sincero. Realmente no me interesa saber de cronogramas de actividades, presupuestos, logística, no, nada de eso.
— ¿Entonces? — inquirió fruncido su ceño en son de ofuscación.
Pero la respuesta llegó a él cuando la figura esbelta de una mujer invadió el cercado de privacidad en aquel balcón prominente y reservado únicamente para su reunión. Louis reconoció a la mujer en un santiamén, sí, Michelle McQuoid. Sus ojos la siguieron amarrados al cuerpo de ella cuando se unió a la mesa y se quitó las gafas oscuras exponiendo su iris verde, su entrecejo fruncido. El Ojiazul se quedó desconcertado con la presencia de la mujer y esto se expuso notablemente en su expresión.
— Esta es la verdadera razón — espetó Zayn antes de llevarse un sorbo de vino a los labios y cederle la palabra a la Ojiverde con una seña.
— Me da gusto que podamos hablar, Louis — comenzó la Ojiverde con un tono serio.
— Sí, lo mismo digo.
— ¿Sabes por qué estoy aquí?
— No... Realmente no me hago una idea.
Lauren extrajo su teléfono y reprodujo la grabación que había capturado el micrófono en la oficina de Greg, aquel día del robo de los documentos, y Louis se quedó frío al escuchar su propia voz hablando con alguien al teléfono.
"Ya está, ya le instalé lo que me diste. ¿Ahora qué hago?"
"Creo que lo encontré"
"¿Cada contenedor esta enumerado?"
"Sí, es este. Delante de cada número dice lo que tiene en el interior."
"Oye, amor"
"Me debes una cena por esto."
Se quedó atónito cuando la grabación culminó.
— Congelaron las cámaras ese día que entraste a la oficina de Greg, las congelaron con un virus que habían conectado previamente a los sistemas de seguridad en uno de los ordenadores de la oficina de vigilancia, y no cualquiera tiene acceso a ese recinto, pero tú sí, eres su asistente personal, tu tarjeta de acceso debe de abrir todas las puertas de todas la áreas del complejo, así que eres un candidato más óptimo, que se confirma con tu voz grabada el día que robaste estos documentos — y arrojó sobre la mesa una carpeta.
Louis no sabía si tomarlos, es más, incluso no podía, estaba congelado. Se sentía acorralado y su mirada pavorida lo traicionaba delatando los hechos que ocultaba. Por ello no fue capaz de permanecer allí expuesto antes esas dos miradas y se levantó de la mesa para marcharse.
— Lo siento, tengo que irme — respondió con un tono reprimido.
Se apresuró hacia el umbral, pero allí su intención de huida fue obstaculizada por los escoltas de Lauren bloqueando la puerta con sus enormes cuerpos. Hombres corpulentos pintando un muy mal gesto y le provocaron escalofríos.
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DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)
Fanfiction¿Es posible odiar a una persona con la misma fuerza con que la amó? Creado por una masoquista para masoquistas.