Capítulo 4

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Camila y Shawn preparaban su estudio para la sesión, uno que compartían para dedicar tiempo a sus pasiones, allí Camila tenía todo lo referente a sus pinturas y Shawn todo lo de sus fotografías; sus padres se habían puesto de acuerdo para comprarles esa propiedad y la habían adaptado a sus necesidades. Era realmente hermoso, Camila se encargó de que la llenaran de un jardín hermoso de flores de todos los colores y paredes de cristal para contemplar a la naturaleza escalando por las paredes exteriores y las flores brotando en primavera. Shawn le permitió a Camila encargarse del aspecto, ¿Cómo no? Si él terminaba accediendo a todos sus caprichos, sus deseos, si por él fuera habría escogido un aspecto más neutro y no tan femenino, pero como dije, él accedía a todo lo que Camila deseara. Por ello el diseñador de interior y el paisajista le habían dejado un aspecto femenino muy marcado a la propiedad, pero que sin duda dejaba sin aliento a quienes la visitaban.

Lauren se detuvo frente a la dirección que Camila le había enviado a su teléfono, era una propiedad cerca del mar en una zona llena de casas hermosas, había un gran portón de madera delante suyo, muros altos de los cuales colgaban enredaderas llenas de flores.

Propinó unos pequeños golpecitos con recelo en la madera del portón, aguardó unos segundos fuera de la puerta y entonces escuchó las bisagras rechinar mientras exponía la apariencia de Camila.

— Hola, Lauren — con una sonrisa de oreja a oreja postrada en sus rostro.

Lauren se quedó petrificada unos segundos, pues Camila lucia hermosa ese día, con un vestido blanco holgado y el cabello ondulado.

— Hola, Camila — soltó al fin en medio de un carraspeo de su garganta para lograr hacer salir las palabras.

— Ven, adelante.

Agarró su mano y esa acción tomó por sorpresa a Lauren que provocó que corrientes eléctricas bajaran por su espalda. La haló al interior y se maravilló con el lugar.

— ¡Wow! — exclamó.

Contempló el jardín, lleno de fuentes, riachuelos artificiales y muchas especies florales, más al fondo se contemplaba la casa, tenía un aspecto de invernadero modernista y la naturaleza se había apoderado de sus paredes y podía contemplarse su interior a través de los enormes ventanales de cristal. Allí adentro estaba Shawn.

Camila sonrió tras ver el gesto de Lauren, su reacción era la más auténtica porque aunque sus amigos y familiares se impresionaron la primera vez que fueron, estaban más acostumbrados a presenciar maravillas así, en cambio Lauren, ella apenas conocía lugares así por las revistas, o por la televisión.

Llegaron al interior, todo estaba muy bien colocado y en la zona central del estudio prexistía una sala moderna blanca con contrastes verdes y de madera, algunas plantas que invadían de naturaleza también el interior, se apreciaba como la parte derecha estaba dedicada únicamente a las pinturas, llena de lienzos, algunos caballetes y una mesa de dibujo llena de lápices y dibujos a medio hacer, otras mesas sosteniendo los oleos y pinceles, estanterías con implementos para pintar, esta zona estaba más desordenada a comparación de la de la izquierda, que esta estaba acomodada para la fotografía, llena de cámaras, trípodes y escritorios con computadores, el plato fotográfico siendo enfocado por las lámparas y las sombrillas reflectoras, a una esquina estaba ubicado el plotter de impresión, y, los muros exentos de ventanales, exponían las mejores pinturas de Camila y las mejores imágenes enmarcadas de Shawn.

— Hola, Lauren — la saludó Shawn un poco seco.

— Hola.

Camila liberó su mano y se dispuso a moverse por el lugar.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora