Capítulo 11

10.9K 647 550
                                    



Varios días después...

El verano se había distanciado del principio y ahora yacía más cerca del fin. Para Camila y Lauren había sido el mejor verano de sus vidas y con mucho mérito se ganaba un espacio en sus memorias que lo haría imperecedero para ellas, recuerdos que echaban raíces en sus memorias. Había sido un verano mágico, dulce, inocente. Día tras día se querían más, sus corazones desbordándose de amor, la necesidad de versen les vencía, y no había una noche en el que no se durmieran pensando la una en la otra.

Todo era perfecto para ellas... O eso creían.

Durante una tarde sosegada, con la brisa fresca del fin de día acariciando la ciudad, colándose por los espacios abiertos del estudio. Allí yacía Camila sumergida en los trazos sobre el lienzo, su creatividad tenía alas y volaba libre, como las mariposas, inspirada por su musa. Era la primera vez que Camila pintaba con su corazón latiendo a mil, no importaba cuantos días viviera junto a la Ojiverde, su corazón no se acostumbraba, seguía volviéndose loco y desenfrenado cada vez que la veía.

— ¿Ya?

Aquella pregunta rompió su concentración, pero debía admitir también que ese tono rasposo de aquella voz le fascinaba y que quería escucharlo aun cuando le pidiera a la dueña de esa voz guardar silencio.

— Aun no, guarda silencio.

— Estoy cansada de esta posición — se quejó con un puchero.

— Shhh... Y no te muevas.

Lauren suspiró resignada y permaneció inmóvil sin quebrar su postura, sus músculos ya estaban tiesos a causa de llevar tanto tiempo inanimada solo para cumplir el capricho de Camila que deseaba plasmar sobre un lienzo la belleza de la Ojiverde acompañada de un plano muy artístico y sensual: desnuda sobre la tapa del piano de cola, cubriendo un poco su desnudez con una sábana de seda roja.

La pintura le había representado un desafío, pues ver a Lauren luciendo así le prendía fuego a su piel, la sangre se concentraba en sus mejillas e incluso su pulso temblaba un poco; era absurdo como su concentración se olvidaba del profesionalismo cuando se trataba de Lauren.

Unas pinceladas más y concluyó su obra, tras admirarla finalizada supo que había sido su mejor trabajo hasta la fecha y sin duda se convertía en su pintura favorita.

— Dios... te ves tan hermosa — susurró la latina con sus ojos idos en la pintura —. Ven a verte.

Lauren no vaciló, rompió su quietud de inmediato y antes de dirigirse a apreciar el final estiró su cuerpo deshaciéndose del entumecimiento. Resguardada por la sábana a la que hizo un nudo delante de sus pechos y que la envolvía por el torso, se reunió con Camila, se colocó detrás de ella y contempló el fruto de sus esfuerzos. Se quedó pasmada, maravillada ante la obra, Camila tenía un talento innato y Lauren no dejaba de cautivarse con su arte.

— Wow... — anonadada recalcando cada pincelada, parecía tan real que podría confundirse con una fotografía de gran tamaño —. No me cansaré de decírtelo, Camila: eres asombrosa.

Aquellas palabras eran gratificantes para Camila, la sola reacción de la Ojiverde le resultaba apremiante, su gesto siempre tan genuino. Volvió la mirada por encima de su hombro para deleitarse con el gesto de ella que parecía absorta en la pintura, como si nunca hubiese visto nada igual. Por un momento se planteó el por qué sus padres no veían su arte con los mismos ojos con los que lo veía su novia. ¿Quizá porque era su novia y estaba enamorada y lo hacía para complacerla? No, era más que eso, Camila sabía que Lauren accedía a todo lo que le pidiera y que le diría lo quisiera escuchar, pero la admiración que Lauren le dedicaba hacia su arte era genuina, no era por complacerla y decirle lo que quería escuchar.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora