Este no era un día cualquiera, era un día oscuro, negro, aunque el sol brillara intenso posando en el cielo, escoltado por las nubes era un día oscuro.
Los días se habían ido y habían vendido sin caridad de aguardar, días mágicos para Camila y Lauren, pues su amor volaba libre y sin cadenas, pero estaban lejos de creer que serían los últimos días.
Acababa el verano, ya se sentía por las calles el abatimiento de los estudiantes por retomar los estudios, Camila incluida. Aunque ahora la universidad para ella sería más plácida, pues la promesa de ver a Lauren todos los días por las instalaciones de su universidad le devolvía los antojos de querer asistir todos los días sin falta.
Esa tarde fue en busca de Lauren a su casa como acostumbraba, ya casi pertenecía a la familia Jauregui. Clara le tenía mucho cariño, también Mike, los hermanos no eran la excepción y si Lauren tuviese un perro seguramente él también adoraría a Camila. La invitaban en cada oportunidad, se sentaban todos en el sofá y reían viendo películas de comedia, algunas veces cenaba con ellos y otras incluso iban a la playa con Ally, Alexa, Vero y Lucy. Allí, con ellos, Camila podía ser libre sin miradas que la juzgarán, pues todos ellos solo sonreían cuando la veían aferrarse a la mano de Lauren, cuando las veían jugar en el agua como si fueran dos niñas pequeñas. Todos veían cuanto se amaban y cuanto se extrañaban si se separaban apenas unos minutos.
— ¡Camila! — la saludó Clara con regocijo después de atender la puerta y comprobar que se trataba de su nuera.
— ¡Hola! — abrazándola con euforia.
— Sigue, por favor — abriendo la puerta de par a par para invitarla a pasar —. Disculpa el desorden, este muchachito llega de entrenar y deja su equipo tirado por todos lados — levantando un poco el desorden de Chris a quien se le oía gritar desde la sala animando a los Yankees en un partidos contra Ditroit.
— Oh, no se preocupe.
— Lauren está en su habitación, querida. Con eso de que regresan a estudiar mañana ya se puso como loca con los estudios. Aprende más por su propia cuenta que lo que le enseñan allá.
A Lauren le gustaba anticiparse a cada tema que vería en cuanto tenía el cronograma de estudio, estar empapada de conocimientos para cuando sus catedráticos abordaran el tema.
— Lauren es increíble, Clara. Hicieron un excelente trabajo con ella — con una sonrisa boba en su gesto al referirse a ella.
— Lo sé, gracias, querida. Pero anda, ve y sorpréndela y haz que se despegue un poco de esos libros que lleva ahí toda la mañana.
Camila asintió sonriente y se apresuró casi dando saltitos en dirección a la habitación. Con mucha cautela abrió la puerta, procurando no hacer ningún ruido que alertara a la Ojiverde de su presencia. Vio su espalda, yacía sentada delante de su escritorio con una pila de libros y su ordenador reproduciendo "Blue de The Neighbourhood". Caminó con pisadas cautelosas hasta llegar a ella y desde su espalda le cubrió los ojos.
— ¿Quién soy? — susurró contra su oído a la vez que plantaba un beso allí y mordía el lóbulo de su oreja provocándole a Lauren un sobresalto leve en su asiento, pero que en cuanto reconoció la voz una sonrisa automática se dibujó en sus labios.
Shawn llegó al club de strippers algo retrasado de la hora acordada, invirtió mucho tiempo merodeando indeciso su asistencia al lugar. Había batallado contra sus titubeos y había vencido, ahora se enfrentaba a nuevos recelos.
Cuando ingresó al interior las luces neón parpadeando en sus ojos le hicieron arrugar el gesto y entrecerrar los ojos, pero solo hasta que su vista se adaptó fue que pudo recalcar cosa por cosa en el interior. Vio las mujeres con minúsculos trajes paseándose por el lugar atendiendo en las mesas que ocupaban hombres de traje disfrutando de las bailarinas en el escenario.
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DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)
Fanfiction¿Es posible odiar a una persona con la misma fuerza con que la amó? Creado por una masoquista para masoquistas.