La noche de terror se convirtió a cenizas con el paso magnánimo del tiempo, los primeros días deambuló en las noticias de todos los medios de comunicación del país, cruzando la frontera incluso. Era indócil escapar de las remembranzas que relataban los medios, pero como es propio del tiempo, poco a poco, esa noche categorizada en terror se fue quedando atrás en el olvido. Bien dicen que el tiempo es la cura para las heridas del alma, que anestesia los dolores, nubla las memorias, que sutura las heridas con las agujas del reloj.
Lauren tuvo razón esa noche, Camila tendría una vida larga y plena, y los años venideros le brindaron ese gozo, se llevaron las reminiscencias punzantes. Su mente quiso desvanecer tantos eventos traumáticos y crueles marcados en su piel, en su mente, quiso eclipsarlos por momentos nuevos, pero conservó algunos, se quedó con las sonrisas de ella, con sus ojos verdes, su amor... Hablando de sus ojos, Camila todavía adoraba dibujar sus ojos, esos orbes verdes que se grabaron en su mente y que sólo necesitaba aprisionar los suyos para que en su imaginación se ilustraran, los dibujaba en sus cuadernos como el primer dibujo que realizó de ella hace ya tanto tiempo.
Seis años después...
La primavera coloreaba la tarde serena, los rayos de sol llenado de calidez el espacio dentro del estudio; por los cristales se podía apreciar el floreciente jardín de primavera, tan lleno de vida y las flores a las que Camila había estado cuidando lucían radiantes. En el interior todo prexistía igual, Camila nunca permitió que removieran nada, ni siquiera que tocarán el lugar, era suyo, su espacio personal, íntimo, donde convivía a solas con sus recuerdos más nostálgicos y en el que se plantaba cita con su musa, allí también se refugiaba cuando las memorias la fusilaban y lloraba lejos de todas las miradas, pues no quería que nadie se preocupara por su dolor, todos estaban siguiendo adelante y nadie debía mirar atrás como ella. Sí, lloraba, pero otras veces reía, sobre todo reía, reía escuchando lo que cada viga y cada objeto del lugar tenían para relatar. Por ello allí permanecían las cámaras de Shawn, sus trabajos, cada cosa que le perteneció, y el sofá, el sofá donde tuvo su primera vez.
Así que allí estaba, pintando como era habitual, en una de esas tantas tardes que dedicaba llanamente a ello. Esta pintura en concreto era especial a las demás, invirtió días trabajando en ella, pero nunca era suficiente para su idealismo, quería que fuera perfecta para la inauguración de su galería.
Sí, su galería. Resulta que Dinah y Camila no se rindieron con ese sueño, sino que lo cultivaron y los hicieron germinar otra vez. Lo retomaron en Miami y aunque esa ciudad había albergado eventos tan traumáticos y punzantes que desearían suprimir de sus memorias para siempre, adversidades tan crueles como para querer marcharse lejos de aquel lugar y no regresar jamás, pero no lo hicieron, no lo hicieron porque aunque la ciudad pernoctaba recuerdos grises y dolorosos, tristes, también había sido los cimientos en donde Lauren y Camila habían construido un amor imperecedero en aquel verano ya hace once años, donde habían construido sus sueños. Camila no quiso irse cuando tuvo la oportunidad y Dinah tampoco.
Su privacidad fue irrumpida cuando escuchó el crujido estrepitoso de las bisagras de puerta atravesar todo el jardín y colarse al interior del estudio, llegando a la recepción de sus oídos. Fue así que pudo ver a través de las paredes de cristal a una figura femenina invadir el lugar, usando un vestido azul oscuro ceñido a su esbelto cuerpo y con una sonrisa de oreja a oreja retratada en sus labios. La siguió con la mirada mientras se limpiaba las manos de restos de pintura con el delantal con el que se protegía las ropas. Entonces la mujer arribó al estudio y Camila pudo contemplar su belleza desde más cerca.
— Qué hermosa — le halagó con una sonrisa.
La mujer sonrió y se detuvo a mitad del trayecto hasta la latina, para girar sobre sí misma y lucir su aspecto en todo su esplendor.
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DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)
Fanfiction¿Es posible odiar a una persona con la misma fuerza con que la amó? Creado por una masoquista para masoquistas.