Una vez más, Greg Salim, estaba fuera de sí, ya era algo habitual que al hombre lo poseyeran los demonios más iracundos. Furibundo arremetiendo con todo lo que se cruzase en sus vistas, como si aquello de destruir fuese una terapia a su cólera. Es por ello que prexistía en su empresa, haciendo una pataleta en su oficina mientras Tyrone observaba estoicamente aguardando por nuevas instrucciones. El verdugo tenía sed y quería ser él quien trajera a juicio a los culpables, un juicio clandestino marginado de leyes gubernamentales cuyo juez ignominioso desempeñaría Greg.
— ¡Los voy a matar! ¡Los voy a matar! ¡A cada maldito de esos perros que tuvieron la osadía de robarse a mi mujer! — derribando todos los objetos de su escritorio poseído por el arranque de furia que intoxicaba su sangre hirviendo.
— Nuestros hombres en este momento están persiguiendo el auto. Cuando lo atrapen les sacaremos la información con torturas. Los haré hablar para que me digan dónde la tienen — le aseguró perentorio.
— El cartel del Paso no tiene idea de con quien se metió — apretando los dientes como una bestia de las cavernas, apoyado con los brazos sobre el escritorio, con la cabeza cabizbaja mientras la preocupación libraba una batalla con su fiera naturaleza, temiendo superlativamente por el bienestar de su esposa.
— Sí son astutos harán una negociación con usted, señor, quizá quieran que salga del negocio de la coca rosa a cambio de que le devuelvan a su esposa — caviló escrutando camino hacia el sosiego de su jefe, algo inaccesible a juzgar por su irracionalidad.
En ese mismo instante, Liam, quien auscultaba atento desde las sombras la conversación de ellos dos a través del micrófono que instaló Lauren previamente el día que persuadió a Greg para que firmara los papeles del contrato, el principio de su propio fin al que les concedió la llave mientras sus ojos fueron robados por las curvas de la Ojiverde. Ahora ella tenía ese punto a favor, pues la Ojiverde tenía oídos en la oficina de su enemigo. Oídos que se representaba en la forma de Liam, quien se sorprendió por lo que escuchaba ¿coca rosa? ¿Cartel del Paso? ¿A caso creían que el secuestro de Camila lo había ejecutado un cartel de la frontera? Liam no pudo evitar sonreír, aquello era un golpe de suerte a su bando, pues no sólo estaba desvelado secretos neófitos de Greg Salim añadidos a su causa, sino que él pensaba que el cartel del Paso fue quien secuestró a su esposa y ese punto era definitivo, pues desviaba la atención de objetivo hacia su jefa.
***
Camila no podía ejecutar un acto tan natural como parpadear, sus instintos más autónomos se hallaban excluidos, estaba atónita viendo a la figura de la Ojiverde varada allí en el umbral. ¿Fue ella...? ¿Ella era la autora intelectual de esto? ¿Por qué...? ¿Acaso su secuestro consistía en un golpe hacia Greg auspiciado por su venganza? ¿La estaba usando otra vez? La última interrogante tuvo monumental peso en su corazón. Su tristeza evocó, tomaba las riendas y el único bálsamo era su furia que la escoltaba.
James volvió con ella para cubrir su faena en las manos de ella con gasas limpias, con movimientos rápidos para conceder la privacidad que Lauren había solicitado anticipadamente a las puertas de aquella maniobra que resultó exitosa y con Camila traída a su merced. Cuando concluyó su oficio se apresuró a la puerta, interponiéndose en un trazo de miradas que nunca se rompió desde que embargó la habitación.
— Las dejaré solas para que puedan hablar — comentó mirándolas a las dos, cuyas miradas estaban conectadas, iris verde e iris café —. Curé sus heridas, solo procura que tenga cuidado — le indicó a la Ojiverde.
Añadido esto último, se marchó, y las dejó allí, cara a cara.
Un silencio sepulcral que precede las tormentas atestó el interior de esa habitación, solo se miraron y sus corazones desbocaron latidos frenéticos que se presentaban como oponente del silencio, pues si procuraban la atención suficiente podrían escuchar las pulsaciones de su contraria avasallando al silencio.
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DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)
Fanfiction¿Es posible odiar a una persona con la misma fuerza con que la amó? Creado por una masoquista para masoquistas.