Capítulo 38

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En el último piso de aquel rascacielos se extendía una quietud sombría, un taciturno entorno coexistiendo con la tensión, una tensión tan densa que casi era palmaria. Todos en aquel piso tenían sus labios suturados, mudos, inmóviles incluso. Sus labores estaban pausadas mientras auscultaban con terror los rugidos que desertaban de la oficina presidencial. Greg comparecía ante la frustración y lucía como una bestia hecha carne, arremetiendo contra los objetos de su espacio personal. Golpeaba y rompía en un intento en vano de exprimir su desquiciado cólera. Nunca un enemigo le dio tantos problemas, nunca un enemigo había penetrado sus fortalezas esotéricas y por primera vez, después de un tardío tiempo, él dejó de subestimar a Lauren Jauregui. No era una basura muerta de hambre como alguna vez la catalogó, no, ella era un rival formidable y lo estaba humillando.

Ya no la compararía con una cucaracha, esa ya no era su representación, no, ahora la veía como a una sanguijuela, una sanguijuela que estaba chupando su poder, su dinero y de manera constriñe se había involucrado en su propia empresa, arrebatándole el 30% del 40% de las acciones que le pertenecía, mientras que su padre continuaba con el 50% y el 10% restante estaba fraccionado en otros inversionistas de la bolsa de valores. Ahora tenía un mísero 10% de esa empresa, una empresa que era su propio legado.

Ella no era igual a cualquier enemigo con el que hubiese tenido que lidiar antes. Ella era astuta y calculadora, no cometía errores. Comprendió que cada cosa que maquinaba ocurría tal cual. Pensó que cuando descubrió su verdadero nombre había frustrado sus planes porque él estaría atento, pero no, él estaba errado y solo lo supo hasta ahora. Ella desde un principio planeó enfrentarlo sin máscara, cara a cara, permitiendo que él concibiera lo que se le venía encima, firmado por el nombre real de ella. Fue por ello que cuando Greg descubrió que ella era Lauren, no frustró sus planes, no, era su siguiente movimiento. Le había dado la llave para irrumpir en su fortaleza inexpugnable, pues ella sabía que cuando se enterara de quién era en realidad se iba a negar a trabajar con ella y cometería el ineludible error de declinar el contrato. Lauren solo necesitaba la máscara de Michelle mientras lo persuadía de firmar y cuando lo hizo, ya no sería necesario encubrirse tras otro nombre y apellido. Por eso lo rechazó. "Lo siento, pero no me gusta de esa carne". Porque ya no era necesario continuar con su farsa, pero necesitaba que él la descubriese, porque si ella le hubiese confesado quien era, habría sospechado de ella. Se habría olido la trampa.

Él se comió todas y cada una de sus tretas.

Cuando propinó el último golpe a la pared, que provocó que sus nudillos sangraran, se detuvo. Se dejó caer al suelo, abatido, con la respiración agitada, y todo quedó arrullado por un silencio sepulcral.

***

— ¿Crees que pueda encontrarla? — inquirió Dinah sorbiendo lo último de su frappuccino mientras yacía con Shawn en la terraza del Starbucks en la zona metropolitana de Miami.

— Nunca creí decir esto, pero... Confío en ella — reconoció sin yugos —. Confío en que la encontrará, que la salvará de Greg — espetó concluyente.

Esas palabras amedrentaban a las incertidumbres proliferando en la cabeza de Dinah. Si Shawn confiaba en ella, Dinah también lo haría.

— En lo que toda esta guerra con Greg se desata, es mejor que cambiemos de residencia — le propuso Shawn siendo objetivo.

Dinah se contrajo ante la sugerencia, pero él tenía razón y ella lo sabía.

— Yo me estoy hospedado en un hotel, solo sería cambiarme a otro.

— Mi papá tiene un apartamento por Collins Avenue, ¿por qué no te quedas ahí conmigo? Es un lugar seguro y Greg no sabe de la existencia del lugar porque fue una adquisición reciente de mi familia.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora