Capítulo 9

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La música brotando de los instrumentos contagiaba los cuerpos haciéndolos sacudir a su ritmo pegajoso con las voces coreando a todo pulmón, las risas y la alegría se extendía por el entorno. The Little Havana estaba lleno de felicidad y era esa misma felicidad que contagiaba los rostros de Lauren y Camila en aquel bar latino de ambiente caribeño y con músicos.

Habían pasado unos días juntas, no había un día que no dedicaran a compartir juntas, aun no formalizaban nada, pero sabían que eran algo más allá de dos amigas.

Bailaban a la mitad de la pista, allí no había ojos que las juzgaran, aunque uno que otro hombre las miraba con morbo, pero estaban tan concentradas la una en la otra que ignoraban su entorno. La latina mecía sus caderas con soltura y sus movimientos tenían a la ojiverde hechizada. Lauren intentaba seguirle el ritmo, pero se le dificultaba, al menos lo intentaba; y entre copa y copa la timidez se les resbalaba de la piel. Camila pegó su espalda al pecho de Lauren y ella se aferró a sus caderas, como si las necesitara para no caerse, para no derretirse ante la latina, su trasero rozaba su ingle y era un movimiento tentador, la hacía desearla, ¿y cómo no? Si su piel bronceada por los días que pasaron en la playa la hacían lucir ardiente, y su camisa de top floreada que hacia juego con su falda, su abdomen al descubierto y el escote la hacían lucir como una diosa pagana de la sensualidad.

El alcohol rigiendo el cuerpo de Lauren le permitió aventurarse a besar el cuello de Camila y esta solo sonrió, se contrajo un poco, pues la respiración impactando en su cuello le erizó toda la piel, y continuó meciéndose mientras que a su cabeza la echó hacia tras, recostándola sobre el hombro de Lauren, permitiéndole el acceso completo a la zona de su cuello y Lauren no lo dudó ni un segundo, aspiró su aroma directamente desde su cuello y dejó besos allí mientras bailaba con ella.

— Hueles muy bien — susurró Lauren en su oído.

Camila sonrió mientras se mordía el labio inferior y se giró para enfrentarse a los ojos esmeraldas de Lauren, no lo pensó, la besó, la besó porque le encantaba hacerlo, y la besó porque ahora podía hacerlo cuando le apeteciera.

Uno de los músicos, el más carismático, alegre, de piel morena y que tocaba el banyo comenzó a levantar a las personas de las mesas y a reunirlas cerca de la pequeña tarima donde sus compañeros tocaban música típica cubana, los tambores dominaban el entorno.

— Este lugar es mejor que cualquier otro club nocturno lleno de lámparas de lava y luces neón — comentó Camila con indiscutible felicidad pintada en su rostro.

— Te faltó decir: y sin niños ricos y gente estirada.

Se sonrieron.

— Ven — y Camila tomó la mano de Lauren y la condujo cerca de la tarima donde se formaba un círculo y en el epicentro bailaba el moreno y arrastraba consigo a una que otra mujer a acompañarlo en sus movimientos.

Se unieron al círculo con las demás personas observando al moreno mientras aplaudían al ritmo de los tambores y lo animaban. El moreno se dirigió hacia Camila y le extendió la mano con una sonrisa para sacarla a bailar; Camila y Lauren solo rieron y la latina se negó, pero el moreno era persistente, no se rendiría y continuó bailando delante de ella con carisma y una sonrisa, la tomó de la muñeca y con persistencia mientras la halaba consigo hacia el centro. Camila solo miró a Lauren que le sonreía y le sonrió igual.

El moreno comenzó a bailar alrededor de ella con la gente reunida aplaudiendo y animándolos, felices. Camila comenzó a bailar al ritmo de los tambores, sacudiendo sus caderas y meneando su trasero. Los espectadores aumentaron el bullicio y los aplausos mientras que Lauren se quedó boquiabierta con los movimientos de la latina, Lauren no habría podido seguirle el paso como lo estaba haciendo el moreno, ellos dos parecían dos bailarines expertos y los espectadores opinaban lo mismo.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora