Capítulo 50

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Greg sonrió en cuanto le notificaron de la presencia de la Ojiverde otra vez en su empresa, para él era un placer casi sexual poder argüirle de su victoria sobre ella, su único triunfo, porque en lo que a lo demás confiere, la Ojiverde le había ganado muchas otras de las contienda y esta vez su laurel se marchitaría, pues era una ocasión disímil, esta vez se quedaría con un sabor agrio en su boca.

— Permítanme acompañarlos hasta su oficina — recitó el asistente de Greg en cuanto los vio arribar en el ascensor.

Lauren y su incondicional escudero durante sus visitas en empresas Salim: Zayn, caminaron tras el asistente tal cual se los subrayó. Entonces Lauren se percató de algo que se robó todo su interés capturándolo hacia un mismo enfoque cuando vio la mano de Louis sujetando el picaporte de la puerta a la oficina de Greg, pues al sujetar la perilla su saco de traje se recogió exponiendo un tatuaje que rodeaba su muñeca.

— Sigan — les indicó el joven con amabilidad.

Lauren recalcó su gesto por breves segundos y acató, ingresó a la oficina detallando todavía las facciones del sujeto mientras este sostenía la puerta abierta.

Cuando Zayn entró, ella se acercó rápidamente a su oído para forjar un hábil farfullo.

— Es él — susurró cerca del oído de Zayn mientras el asistente cerraba la puerta dejándolos en el interior, con la presencia repudiada de Greg sentado en la silla del poder.

Zayn parpadeó varias veces con expresión de descolocado, pero hasta que ella continuó pudo comprender hacia donde insinuaban sus palabras.

— Graba su voz con tu teléfono. Anda — le amonestó en otro susurro y entonces él intuyó el objetivo.

— ¿Está todo bien? — preguntó Greg sintiéndose interesado por la escena que tenía lugar cerca de la puerta.

— Sí, sí. Todo está bien — respondió Zayn —. Yo... Los dejo para que puedan hablar tranquilos, te espero afuera, Michelle.

— Oh, dile Lauren por favor, aquí nos estamos actuando delante de nadie — le sugirió con ironía.

Ambos le miraron mal y a continuación Zayn se dispuso a marcharse.

— Oye, Zayn — le llamó haciendo que él volviera la mirada mientras sostenía la perilla en su mano —. No vayas a instalar aparatos en mis baños, ¿quieres? — Le bromeó Greg con sátira —, mis cámaras te estarán vigilando por si acaso. A ustedes les gusta hacer travesuras en mis instalaciones cuando me visitan.

Recibió otro mal gesto de desdén auspiciado por Zayn antes de retirarse.

Lauren comenzó a pasearse parsimoniosa por la oficina, trazando un camino hasta el escritorio mientras sostenía la carpeta en sus manos.

— Siempre es un placer verte. Dos visitas seguidas, no sé si preocuparme o sentirme halagado de que quieras verme — su tono casi era cantarín.

— Desde luego que no es un halago, me temo que tu egocentrismo no te deja ver más allá del espejo en el que admiras y presumes ser todopoderoso.

— Pocos hombres en la tierra tenemos el privilegio de jugar a ser Dios.

— ¿Así le pides a tus hombres que te llamen? ¿Es la manera en la que alimentas tu ego?

— Empezaré a considerarlo. Podrían llamarme Adonaí, suena divino y omnipotente — jugó mientras sostiene su sonrisa cínica —. Después de todo merezco un seudónimo preponderante por aplastar a mis enemigos.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora