Capítulo 8

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Era una noche fresca, el céfiro de verano ahuyentaba el calor que emanaba el suelo luego recibir el sol de todo el día. Ellas rieron y hablaron afablemente mientras comían, se sonreían y cada segundo que transcurrían juntas sus sentimientos crecían más, desbordados, sin límites, sin nada que lo detenga, el Destino contemplaba presuntuoso el resultado de la unión que maquinó.

— Anda, pruébalo — le animó extendiendo la lata de Coca-Cola.

Camila la tomó en sus manos y con vacilación se la llevó a la boca, le dedicó una sonrisa antes de probarla y luego ingirió la bebida de pleno, arrugó la nariz tras sentir el sabor y negó con un gesto divertido que atrajo la risa de Lauren.

— ¿No te gusta? — con gesto de asombro.

— Me quedo con el agua — con tono rotundo.

— Lo intentaste, al menos es una nueva experiencia.

— Pero no la única experiencia que quiero vivir esta noche.

La inseguridad de Lauren no le permitía leer el respaldo de las indirectas que estaba liberando Camila mientras comían, las consideraba, era lo suficientemente lista para interpretarlas, pero luego de procesarla llegaba a la deducción de que no era posible lo que pensaba.

Después de comer caminaron juntas, de camino compraron unos malvaviscos y fueron hasta la playa, había varias personas contradiciendo su deseo de estar solas, pero es que aún era muy temprano. Había una fogata montada y abandonada recién, las brasas yacían apaciguadas, pero vivas. De modo que se sentaron allí cerca, abrigadas por el calor que desprendía, había unas cuantas fogatas más con personas, pero distanciadas de ellas para su suerte. Lauren sopló un poco hasta que las llamas se avivaron, añadió un poco más de leña y cuando comprobó que el fruto de sus esfuerzos no se extinguiría, se sentó al lado de Camila, tomó los malvaviscos y los incrustó en dos palitos de rama.

— ¿Los millonarios comen malvaviscos? — bromeó la Ojiverde con una sonrisa mientras le ofrecía el pincho de malvavisco.

Camila solo rio y arrebató en pincho de entre las manos de Lauren con gesto de indignada.

— Si los comemos.

Llevaron sus malvaviscos a las llamas para empezar a asarlos.

— Y... ¿hay alguien en tu vida? — preguntó Lauren de repente con tono receloso.

Camila curvó la esquina de sus labios, que preguntara aquello le hacía creer que estuviera descartando competidores, ella quería creer que era así y de echo lo hacía.

— ¿Alguien en mi vida? — jugó, quería escucharla preguntárselo de una forma más directa y leer su gesto cuando lo hiciera.

— Sí... Como un novio o una... alguien.

Camila sonrió todavía más, ¿acaso Lauren le estaba preguntando indirectamente si salía con un chico o una chica?

— ¿Qué significa: "Una alguien"?

Lauren tiró la mirada al suelo, algo tímida con una risilla sutil saliendo de entre sus labios.

Si Lauren no lo haría entonces ella sí, si a Lauren le quedaba todavía una duda de que se sentía atraída por ella entonces era porque no estaba siendo lo suficientemente directa, ahora lo sería.

— Te refieres a si salgo con un chico o una chica — no preguntó, afirmó —, y la respuesta es: no. No salgo con nadie ahora mismo. Tampoco he visto a un chico como en... demasiado tiempo.

Lauren se quedó anonada unos instantes, mientras en su interior crecía un fuego. Después volvió a la realidad y sacudió un poco la cabeza negando.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora