Capítulo 21

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Así como una vez Greg maquinó con astucia y detalle la separación de un amor tan puro e inocente, ahora el karma tomaría las riendas para pasarle factura, y el karma tenía nombre propio, el karma era Lauren Jauregui. Él no tenía ni idea de lo que le aguardaba en su regreso a Miami, ya no pensaba en la chica, ya hasta le costaba recordar su nombre, pensó que ya no representaba ningún problema y que logró someterla años atrás; asumió que ella se había disipado de la memoria de su esposa, pues por años Camila no la nombró más, ese nombre se borró de sus labios como si se tratase de labial y eso de alguna forma le enfundó seguridad, confiado de que ya no tenía relevancia, pero estaba errado, pues el que Camila escogiera no nombrarla más no fue porque la había olvidado, no, era porque le dolía y a día de hoy esa herida no le ha cerrado.

Greg's POV.

Me gustaba la forma de sus cejas al fruncirse cuando estaba enojada, sus labios formando una línea recta, su tono seco y tosco cuando me dedicaba palabras, me gustaba cada cosa que me había dedicado, pues si yo no podía arrancarle sonrisas aprendí a amar sus labios tensos, si no podía mirarme con dulzura yo aprendí a amar a su mirada severa, fría, si no me hablaba con ternura yo aprendí a amar su voz gruñona; si era lo que me daba yo de todas formas lo amaría. Por ello estaba fascinado viéndola recostada contra el cristal de la ventana de nuestro jet, su gesto enojado y cruzada de brazos. Me pregunto en qué pensará mientras mira por la ventana a las nubes, espero que me esté maldiciendo en su mente, porque si no puede pensar en mí con adoración, con amor, no me importa embargar su mente de la manera que sea, aun si es para injuriarme.

— ¿Quieres algo de comer? — pregunté con tono suave, debía de tener hambre, se negó a desayunar conmigo, no me gustaba cuando dejaba de comer, lo hacía para fastidiarme, podía pasarse días enteros sin probar bocado hasta que una recaída la derrumbaba y yo tenía que correr con ella en brazos al médico. Su particular forma de protestar me desquiciaba.

Ella ni se inmutó, continuó pegada a la ventana sin siquiera dedicarme la mirada. Esa era otra de las cosas que aprendería a amar, a su silencio, todavía me costaba aceptarlo, pero quizá dentro de unos años más yo aprenda a amarlo también.

— Oh, vamos. No vas a empezar otra vez — insistí.

Nada, continuó con su pataleta ridícula de niña pequeña.

— Te estás comportando como una niña pequeña — ¡Maldita sea! Cuanto me retorcía que me ignorara, sé que tengo que acostumbrarme, pero es tan difícil asimilarlo, yo quiero su atención, siempre fue así, desde niño, así que será de las cosas más difícil que tendré que aprender a amar de ella, sus malditos silencios —. Para que veas cuan buena persona soy, te dejaré ver a Shawn.

"Bingo"

Ahora tuve su atención y se despegó de la ventana para mirarme, todavía sin decir nada, pero me estaba mirando y eso ya me daba la victoria a mí.

— ¿No es lo que querías? — pregunté y continuó muda —. Pero si no quieres está bien...

— Sí quiero — se apresuró a responder.

Sonreí, hay estaba su melodiosa voz de regreso que consentía mis oídos al escucharla.

— Bien, pero te pondré dos condiciones — continué y ella suspiró exaltada rodando los ojos y desviando su mirada —; la primera, tendrás que comer, no vas a hacerme esa pataleta ridícula en Miami delante de...

— ¿Y la segunda? — interrumpió mi sermón todavía sin dedicarme su mirada, pero que significaba que accedía a la primera condición.

— La segunda es que me des las gracias — con tono divertido irritándola todavía más, pues adoraba sus miradas con poderío.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora