Capítulo 17

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Los cristales de las ventanas se empañaron, el vapor concentrado del baño desertando por la puerta, el calor de sus cuerpos que nacía de la fricción de los mismos calentaba la atmósfera.

Llegaron a la cama, sus cuerpos húmedos y fundidos, se enredaron en las sábanas. El cuerpo de la Ojiverde presionando sobre el de Camila, resbalando por su cuerpo, perdiéndose en sus lunares. El aroma de su piel invadiendo sus fosas, Camila era tan delicada, deleitable, ninguna mujer le había despertado el deseo que ella le avivaba, pues el cuerpo de ella era infinito y no le alcanzaría la vida para explorarlo.

Lauren atacó a su cuello, allí, donde su aroma más se concentraba, la embelesaba aspirarlo. Se acomodó un poco al lateral del cuerpo glorioso de la latina, para facilitar las caricias sobre los senos de ella, quien se encorvaba ante el tacto de la Ojiverde. Sus piernas se enlazaron. Después de dejar besos y succiones en todo su cuello; resbaló por su pecho y se perdió en sus senos. Acarició la aureola con su lengua y Camila se sacudió ante la sensación húmeda y cálida en su pezón. Bajó la mirada hacia sus pechos y se encontró con el iris verde de su novia mientras se apoderaba del botón de su seno y esa mirada de fuego la derritió. Gimió y gimió todavía más alto cuando la Ojiverde deslizó la mano por su vientre, al valle de su intimidad y se adentró a la fuente de sus placeres.

Camila se relajó, algo discordante, considerando que su pecho brincaba frenético por el ritmo de su respiración. Aprisionó los ojos y se concentró en sentir, todos sus sentidos expectantes. Sintió los dedos de la Ojiverde posarse en clítoris y hasta ahí duró su distensión, pues su cuerpo se contrajo en forma de arco. Pero ahí no acaba, era apenas la apertura, estaba a las puertas de un placer extraordinario.

Lauren apoyó su peso sobre uno de sus brazos al lateral de Camila deleitándose con los gestos de placer de la chica mientras la tocaba, mientras de manera experta cazaba su orgasmo con máxima devoción. Los ríos de humedad naciendo de la intimidad de la latina la animaban a perseguir su éxtasis, a volver loca de placer a la chica. Cuando estimuló lo suficiente su clítoris al grado de que Camila abría las piernas de una forma tan sugerente y movía sus caderas buscando más contacto, fue entonces que quiso saciar el deseo que le reclamaba y adentró un dedo en su cavidad. Camila separó sus labios y un gemido crujió en su garganta, contoneó su espalda y sus párpados se apretaron, la Ojiverde sonrió ante la reacción, sin quilarle los ojos de encima, sin querer perderse ni uno solo de los gestos de Camila mientras yacía tendida entre las sábanas, con sus ojos cerrados y sus labios abiertos liberando suspiros de placer. Veía el sudor vestir su piel, brotar de la sien, nacer de sus poros, resbalar por su cuello, por sus clavículas, todos esos detalles eran el combustible que le encendían. Comenzó el vaivén con sus dedos y Camila se convulsionaba con las embestidas. Apretaba sus dientes, se aferraba a las sábanas.

Esa noche no sólo hacían del amor algo físico, esa noche dejaba marcados sus cuerpos con las huellas de cada una, huellas tatuadas que no se borran.

Las hordas eléctricas se concentraban en la feminidad de Camila y quería explosionar, poco a poco la ascendía hacia la cúspide del éxtasis. Lauren mantuvo un ritmo acertado, penetrándola y acariciando su clítoris, haciendo retorcer de placer a la latina. Entonces sucede, lo que el cuerpo de Camila estaba anticipando, el orgasmos arremete contra su cuerpo y la habitación se llena de sus ecos de placer. Sus párpados se aprietan con fuerza y una lágrima se escapa. Lauren no se detiene, no hasta que haya extraído todo el éxtasis de ese pequeño cuerpo. Reparte besos por su cuello, por su barbilla mientras la latina alucina con la sensación.

Cuando las contracciones se disipan Camila queda aturdida, su pecho asciende y desciende con salvajismo, producto de su respiración agitada. No puede abrir los ojos, no puede siquiera moverse, sólo sonríe y Lauren con ella. Busca sus labios y planta besos sutiles mientras la latina aún está en el auge de una relajación post-orgásmica.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora