¡No lo Hagas!

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"Capitulo 1"

Las temperaturas en Londres habían descendido demasiado para épocas de diciembre, la nieve cubría las calles de la ciudad. Tower Bridge, el puente más famoso sobre el Támesis había cerrado sus puerta desde finales de octubre.

—¡Solo hazlo maldito cobarde!.– Exclamó con mucho odio hacia su persona.

Por fin llego el momento en donde acabaría con su miserable vida; había logrado escabullirse y subir a una de las torres del Tower bridge, el lugar que había escogido para tal hecho suicida.

—¡A nadie le importas!.– Y ahí estaba, decidido y dispuesto a soltarse de aquellas vigas en la que se sostenía para no caer antes de tiempo a las aguas congeladas del río Támesis

—¡No Lo hagas!.– Una voz muy profunda se escucho tras de él.

Giró su rostro humedecido en lágrimas hacia aquél lugar de donde provenía la gutural voz.

Sus orbes azules penetraron en la mirada de ese chico de rizos color chocolate.

—Hay personas que aún te aman.– Musitó en un intento de hacer cambiar de opinión a ese encantador joven.

—No lo hay– Habló entre sollozos, sus manos temblaban a causa del intenso frío, sus labios estaban morados y su respingada nariz sonrojada y fría.

—No todo en la vida será a color de rosas.– Acortó de manera poco notoria algo de distancia.– A como tenemos los momentos más jodidos y sentimos que ya no podemos mas con tanta mierda, igual están aquellos por los que vale la dicha vivir un día mas.

—Me he cansado de ser fuerte, me he cansado del jodido estigma que la sociedad a creado sobre mi.– Su voz sonaba muy aguda.

—Hace unos días mi hermana mayor murió.– Habló esta vez el chico de rizos.– Se llamaba Gemma, ella era lo único que tenía en esta vida, creí que ya nada tendría sentido desde su partida, pensé en el suicidio, creí que sería la mejor manera de acabar con mi sufrimiento.– El recuerdo de esos días hacían que sus ojos se llenaran de lágrimas.– Pero no fue así, me di cuenta de que esa era la manera más cobarde de resolver el sufrimiento, los problemas e incluso las tristezas.– Guardó siencio por unos segindos.– Una fría madrugada de invierno decidí alejar la navaja de mi cuerpo y hacer que mi hermana se sintiera orgullosa por que tomé una buena decisión.– Sorbió un poco su nariz para continuar hablando.– Decidido y dispuesto a ayudar a quien estuviera pasando por algo tan jodido como lo que he pasado yo, salí de casa a dar un paseo por las frías calles londinense en busca de alguien que necesitará de mi ayuda. Y sabes qué; tuve una loca idea de irrumpir la seguridad de Tower Bridge sobornando al señor de seguridad, lo hice y mientras caminaba hacia el otro extremo vi a un joven intentando arrojarse hacia el río, sentí que debía ayudarlo, sentí que era mi deber hacer que ese chico sintiera que la vida le estaba dando oportunidades para cambiar y ser feliz.

El chico suicida levantó su rostro y se enfocó en el sujeto que hablaba.

—¿T-tu ibas a suicidarte hoy?.– Preguntó muy sorprendido.

—Si, pero creo que hoy e tomado la mejor decisión de mi vida al no hacerlo.– Este sonrió y caminó hacia el castaño, le tendió la mano para ayudar a que no resbalase y cayera al río.

El chico suicida dudó en corresponder aquel gesto por parte del desconocido, de una u otra manera se sentía como un cobarde al no poder ni siquiera acabar con su miserable vida.

Pero lo hizo, fue entonces que sujetó la mano de ese apuesto rizado el cual lo alejó lo suficiente de la orilla, soltó el agarre de sus manos y se quedó observando su rostro por unos segundos.

¡NO LO HAGAS! (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora