CAPITUO 37

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Tape mi boca ante la enorme sorpresa y la opresión que sentí en mi pecho comenzando a hacerme para atrás, maldiciendo al escuchar como el piso de madera crujia bajo mi pie viendo como Raito se volteaba ante el sonido sin dejar de embestir a la chica hasta que sus orbes esmeraldas chocaron con los míos deteniéndose abruptamente. Se separó rápidamente acomodándose los pantalones y saliendo apresuradamente con una playera blanca a medio abrochar revelando todo su abdomen el cual me hizo desviar la mirada avergonzada.

–Raito, ¿Que paso? – pregunto aquella familiar voz logrando confirmar de quien se trataba una vez aparecio detras de él con su ropa a medio poner y con aspecto desordenado dado lo que estaba sucediendo.
Embargada por la furia al ver que se trataba de Aya, me abalance sobre ella asqueada de su presencia sin pensar realmente mucho en mis acciones.

–¡Eres patetica! – le solte tremenda bofetada provocando que su cara se girara violentamente hacia la izquierda y de inmediato se comenzara a enrojecer – ¡Como te atreviste a meterte con Raito! – vocifere dándole otra cachetada esta vez más fuerte que la anterior sacándole sangre de la nariz.

–¡¿Qué te pasa maldita psicópata?! – chillo limpiando la sangre de su nariz sin darle tiempo a reaccionar o defenderse.

–¿Es esta alguna especie de venganza? – sonreí esceptica de que tuviera que ver con el rubio Mukami – Ya veo, estas frustrada porque Kou nisiquiera reconoce tu presencia. Resultaste ser mas patetica de lo que pense.

Di un paso hacia atras en el momento que tuvo toda la intencion de abalanzarse hacia mi siendo detenida por Raito quien reacciona en cuestion de milisegundos.

–¡Eres una perra desgraciada! ¿Quien te crees que eres? – vocifero transformando por completo su rostro a uno lleno de ira mientras veia como mis hermanos llegaban a la escena a causa de tremendo escándalo.

–Señorita, le pido que se retire de la manera más digna posible. Ahora – ordeno Reiji con fingida educación observando a Aya con desprecio.

Esta se separó de Raito e hizo él ademan de regresar a la habitación siendo detenida una vez más por Raito.

–¿A dónde crees que vas? – pregunto irónicamente y con la voz ronca mirándola con una ceja levantada y una mirada de hastió – Lárgate de una vez – sin más la jaloneo hasta las escaleras escuchando sus últimos chillidos regresando al cabo de unos minutos completamente solo.

–¿Se puede saber que acaba de pasar? – pregunto Ayato con el ceño fruncido viéndonos a los dos en busca de alguna explicacion.

–Teddy está molesto por tu escandalo – culpo Kanato mirando a Raito molesto.

Mire furiosa a Raito recordando lo que mis ojos habían captado.

–Rina yo...

–Quiero que vayas a tu habitación – Ordeno Shu sorprendiéndonos a todos ante su tono autoritario dirigiéndose a Raito – Es una orden – reafirmo viendo como el de ojos esmeralda levantaba las cejas entre sorprendido y avergonzado para despues acatar  escuchando como cerraba la puerta sin mas.

Agache la cabeza y me puse de cuclillas escondiendo mi cara entre mis manos sintiéndome mareada y caliente al repetir la voz de Raito gimiendo mi nombre en mi cabeza, esta vez sin poder continuar fingiendo disgusto o molestia. Trate de recuperar la compostura ignorando las voces de mis hermanos llamándome. Mi mente estaba hecha un lio con lo que había hecho antes de venir aquí y después el encontrarme con la escena de mi hermano estando con la chica que menos toleraba en el mundo convirtiéndose en un dia bastante problemático.

Quite las manos de mi cara al sentir como alguien tocaba mi hombro viendo que se trataba de Subaru al levantar la mirada.

–¿Rina, te sientes bien? – Pregunto el albino mirándome con sus ojos carmesí mientras se ponía frente a mí –¿Quieres que me quede hoy contigo?

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora