Capitulo 24 (Continuacion)

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–No sabia que seguían aqui – anuncio su llegada Ruki mirandonos a ambos con cierta curiosidad mientras caminaba hacia nosotros.
–Rina se sentía un poco mal.
–Yo me encargo Azusa, gracias.
Dicho aquello, el mencionado abandono el salon quedandonos esta vez Ruki y yo solos convirtiendo el espacio en uno algo asfixiante a causa del nerviosismo.
–¿Porque seguías por aqui? – suspire queriendo evitar mirar su rostro aun algo intimidada por la última vez.

–Acabo de llegar – declaro lo suficientemente firme como para hacer que me pusiera aun mas nerviosa, bajando mi mirada al suelo para tratar de evitar el contacto visual y que el temblor en mis manos se calmara. La presencia de Ruki se hizo más próxima sintiendo como tomaba mi barbilla con su dedo índice y su pulgar obligándome a observarlo a los ojos aprovechando el momento para acercarse a mí un poco más, convirtiendo la situación en algo más íntimo para cualquier tercer persona que se le ocurriera aparecer.
–¿Por qué continuas evitándome, Rina? – mis ojos vino se clavaron en los suyos queriendo retroceder ante la cercanía siendo detenida por su mano en mi cintura.

–No lo hago – respondi viendo como Ruki movia mi barbilla a un lado dejando completamente expuesto mi cuello hacia él – ¿Qué estas...? Ah – Solté un gritito al sentir sus labios sobre mi piel logrando que mis piernas flaquearan por la repentina sensación.
–Suéltame – ignorándome por completo, Ruki deposito otro beso detrás de mi oreja maldiciendo al sonar más como un gemido que como una orden.

–Comienzo a pensar que estas haciendolo adrede – susurro suavemente esperando a que me soltara y que las emociones arremolinándose en mi pecho se quitaran – Está comenzando a irritarme.
La imagen de Kou golpeo mi mente, llevándome a tomar el valor suficiente como para alejarlo de un empujón lo suficientemente fuerte como para que se tambaleara un poco mirándome desconcertado y hasta enojado.

–No me trates como a tu ganado – escupí provocando que este abriera los ojos con un tintineo en sus pupilas llenas de interes por lo recién dicho. Marche pasando a un lado suyo dejándolo de pie en aquel salon.

Entre a la biblioteca topándome con la imagen de Haru sentado casi al final de las mesas del lugar con las piernas arriba de la silla en forma de cazuela. Sonreí al darme cuenta que habia decidido esperarme en aquel lugar que en su mayoria solia concurrir. Pare detras suyo y puse mi cara a un lado de la suya.

–¿Desde qué hora estas aquí? – Haru volteo con aquella sonrisa que hacía que sus ojos brillaran de una forma bastante tierna ocasionando cierta satisfaccion en mi.

–No hace mucho – se encogió de hombros restandole importancia al asunto con un leve puchero en sus labios. Sin creerle demasiado, tome asiento frente a él sacando mi libro de matemáticas – ¿Iremos a comer monja? – pregunto entusiasmado.

–Lo pensare un momento – respondí sin despegar mis ojos del libro, dandole cierta incertidumbre al asunto a pesar de tener bien claro mi respuesta.

–Está bien, esperare solamente porque eres tu – suspiro volviendo a acostarse en la mesa para mirarme fijamente comenzándo a ponerme nerviosa con el paso de los minutos al no despegar ni un segundo sus ojos de mi rostro. Lo mire de reojo notando el sonrojo en sus calidas mejillas y aquel brillo encantador.
Era tan refrescante, se veia tan vivo, tan humano.

Era tan refrescante, se veia tan vivo, tan humano

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La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora