CAPITULO 23

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La noche cayo rápidamente por lo que la hora de ir a la escuela no tardaría en llegar. Durante el rato en que estuve alistándome, las palabras de Raito resonaron una vez mas en mi cabeza deteniendo mis movimientos al experimentar una calentura poco comun reflexionando seriamente. ¿Aceptar? ¿Aceptar el que?
¿Aceptar ese remolino de nebulosa que se instalaba cada vez que me tocaba, rozaba o miraba?
¿Aceptar el hecho de que tal vez me atraia un miembro de mi propia familia?
Negue violentamente arrepintiendome de siquiera pensarlo a pesar de ser cada vez mas fuerte la atraccion enfermiza hacia aquel vampiro envuelto en lujuria. Cerre los ojos y solté un sonoro suspiro reorganizando mis ideas al encontrarme en un momento bastante complicado. Agregar otra situación solo haria que todo fuera aun mas abrumador tanto para mi como para mis hermanos.
Suficiente era el tener que empezar a aceptar que una vida eterna ya no estaba en mis planes.
Con el paso de los días, parecía que mi cuerpo envejecia todo lo que no hizo de forma natural.

Mire mi cuerpo desnudo en el enorme espejo casi con repulsión y horror al notar como todas las cicatrices que estaban en mi cuerpo, en algun momento traslucidas, empezaban a cobrar cierto relieve. No había lugar en el que aquellas rayas no pintaran mi piel siendo el constante recordatorio de un tormentoso pasado.

Me senté frente al buro y empecé a cepillar mi cabello logrando que las ondas naturales aparecieran mientras acomodaba mi copete con los dedos para que no quedara tan perfecto, colocandome por ultimo todo lo que conformaba el uniforme.

Llegue al pie de las escaleras lanzándome a los brazos de Subaru quien se encontraba esperándome ahí, correspondiéndome con un beso en la coronilla y tomando mi mano.

Mire por la ventana del vehículo en silencio estando un tanto ansiosa al no haber venido a la escuela por unos cuantos días, poniendome ansiosa de volver a ver al chico de cabello azabache. Salí primero que todos, siendo azotada por el frio del exterior encogiéndome un poco por aquello y por la vista de los Mukami en la entrada de la escuela.

Camine tratando de ignorar la penetrante mirada azul de Kou, desviando la mirada al notar como se cruzaba por unos segundos al pasar alado de él. Acomode mi mochila un tanto incomoda una vez alejada de ellos, dirigiéndome a mi salón.

Las clases comenzaron haciendo que dirigiera mi atención al chico sentado alado de mí quien se encontraba bostezando con sus dos manos en su nuca y sus dos piernas completamente estiradas. Volví mi vista al frente poniendo atención a la clase, recargando mi mejilla en mi mano un tanto distraída. El timbre no tardo en sonar convirtiendo el tranquilo ambiente en uno desordenado y ruidoso. Guarde las cosas de la clase pasada, levantando mi cabeza al notar a Haru parado en frente de mí.

-¿Qué pasa? - sin responder, Haru estiro un panfleto con las mejillas sonrojadas, tratando de contener una sonrisa - ¿Qué es eso?

-Es un descuento en un restaurante. Darán Monja gratis - expreso bastante entusiasmado entregándome el pedazo de papel para que lo leyera. Suspire algo desanimada entregándoselo.

-No puedo ir.

-¡¿Por qué?! - salto molesto.

-Los exámenes se acercan, tengo que estudiar - conteste acomodandome en mi asiento mirandolo algo apenada.

-No le veo el sentido de estudiar. Todas las preguntas tienen una respuesta, ¿Qué tiene de difícil? - reprocho cruzándose de brazos.

-Que no me sé esas respuestas - respondi sin poder reprimir una pequeña sonrisita. Haru detuvo su rabieta al ver como el profesor entraba al salón empezando la siguiente clase.

El toque de descanso me hizo pararme detrás del lugar de Haru ocasionando que este me mirara de reojo.

-Volveré enseguida - avise saliendo del salón. Camine por los pasillos hasta llegar a la tienda donde se encontraban Aya y sus amigas hablando sobre sus amores no correspondidos. Pedí agua y salí al patio casi con prisa. Saque las pastillas del bolso de mi saco y me las pase con más agua de la que debería esperando quitar el horrible sabor que dejaron en mi paladar.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora