CAPITULO 2

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La mañana paso como cualquier otro día con la excepción de la presencia de aquella chica que haría que las cosas fueran un poco menos iguales pensando en todo lo que estaba por avecinarse. Me coloque un vestido rosa claro unos mallones negros hasta los muslos y unos botines cafés dejándome el largo cabello suelto.
Me dirigí a la cocina rápidamente encontrándome al vampiro de lentes preparando el desayuno.

-Buenos días Reiji – salude asomandome detrás de su espalda para ver que es lo que estaba haciendo.

-Buenos días Rina, ¿podrías ayudarme  poniendo la mesa? - respondió Reiji mirándome de reojo con una sonrisa.

-Claro que si – me dirigí  a las alacenas  poniéndome de puntillas para tratar de abrir las repisas resultando en una tarea imposible a causa de mi pequeña estatura. Gruñi y cuando estuve a punto de subirme al mueble y lograr alcanzar los platos, el brazo de Raito apareció detrás de mí junto con su pecho pegando su cuerpo a mi espalda para sacar la vajilla que íbamos a usar. Raito me sonrió de lado guiñandome un ojo mientras dejaba las cosas frente a mi.

-¿Ocupas ayuda? - se mofo empujandome un poco de forma juguetona al pasar detrás de mi.

-Estaba a punto de resolverlo - carraspee evitando sonrojarme de la vergüenza.

-A mi me parece que estabas a punto de subirte al mueble - alego Ayato haciendo acto de presencia tocándome la cabeza al pasar provocando que volteara a verlo enojada.

-Sí, aun eres una niña- entro Kanato pasando alado de mi con Teddy en sus manos ocasionando que pusiera cara de dolor por el comentario.

-Te quedaras joven para toda la eternidad - solto Subaru entrando en la cocina y sentándose en la mesa con el ceño un poco fruncido.
Unos leves pasos se comenzaron a escuchar provocando que todos nos quedáramos atentos al ver que se trataba de nuestra nueva huésped quien al notar el silencio volteo a vernos con expresión asustada, poniéndose cerca de Ayato el cual resultaba ser con el que más cercanía tenía de todos. Entre cerré los ojos estudiando el porqué había sido ella escogida, no tenía realmente nada especial, hasta ahora.

En aquella casa las palabras dentro de la comida nunca eran soltadas reinando siempre el completo silencio hasta que mis ojos se toparon con la mirada de la chica puesta en la comida como si se tratara de un insecto gigante.

- ¿No pretendes comer? – pregunté con cierta rudeza dejando los cubiertos a un lado al haber terminado mis alimentos – El sabor de tu sangre cambiara si no te alimentas correctamente.

-Yo... - susurro indecisa intercambiando su mirada entre el plato y mi cara.

-Olvídalo, me retiro, gracias por la comida - suspiré al no ser algo de mi incumbencia después de todo. Me pare y salí de ahí dirigiendome a mi habitación para colocarme el uniforme y estar lista una vez que anocheciera.

Dentro de la limusina de camino a la escuela, Reiji se encontraba leyendo un libro, Subaru viendo por la ventana, Shu dormido o al menos eso es lo que aparentaba, Kanato se estaba riendo junto con Teddy sentado en su regazo, Raito se encontraba algo pensativo al traer una sonrisita en sus labios, Ayato se dedico a acosar a la que resultó llamarse Yui y yo estaba sentada en medio de Raito y Subaru cruzada de brazos mirando todo a mi alrededor.

Al llegar a la escuela y despedirme de mis hermanos al ser grados menores que ellos, camine por los largos pasillos de la escuela para dirigirme a mi salón pasando alado de 4 chicos los cuales me percate de inmediato que se trataban de vampiros con un olor bastante distinto y peculiar que me hizo arrugar mi nariz. Los mire de reojo de forma curiosa, siendo correspondida de inmediato haciéndome parpadear ante lo guapos que eran.
Al llegar a mi salón me senté en una de las bancas de la esquina alado de la ventana dejando mi bolso sobre la mesa pensando en la presencia de aquellos chicos nuevos con los que me cruce en el pasillo. En definitiva eran alumnos nuevos ya que nunca me los había topado en mi vida, pero aquel peculiar olor me recordaba al de Karlheinz un poco siendo aquello lo que me intrigaba.

Las clases transcurrieron con normalidad por lo que el timbre para el almuerzo no tardó en aparecer, dirigiendome a la zona donde se encontraba mi hermano Subaru.

-Rina, ¿qué piensas de Yui? - pregunto este una vez que ambos tomamos asiento en una banca del lugar para observar la vida estudiantil sin interés alguno. La pregunta me tomó un poco de sorpresa ocasionando que frunciera el ceño sin saber realmente qué responder.

-No hay una respuesta interesante Subaru, todo lo contrario y al igual que las demás, no tengo nada que decir. Una más me supongo – hable con desinterés sintiendo la amargura de mis palabras al no ser del todo sinceras. La llegada de Yui no había sido como el de las demás, esta dejo una sensación agria en cuanto puso un pie en la mansión. No hacía más que provocarme ganas de vomitar ante él cúmulo de sensaciones.

-Te equivocas Rina, esta vez no sólo somos nosotros. Hay otros 4 metidos en esto - explico mirándonos fijamente  mientras una ráfaga de aire hacia que mi cabello y el de él se movieran de un lado a otro ocasionando que apartará el cabello de mi rostro al recordar a los 4 nuevos vampiros que vi al comienzo de las clases – Me preocupa el no saber que es lo que está tramando esta vez o todo lo que pueda empezar a ocurrir.
Antes de que pudiera abrir la boca y soltar algo, el timbre que indicaba la entrada a clases sono, callandome de inmediato. Ambos nos pusimos de pie, dejando este un beso en la coronilla de mi cabeza.

-Como sea, nos vemos a la salida.

Camine apresuradamente por los pasillos al no querer llegar tarde al haberme quedado como idiota otros cuantos minutos en el mismo lugar pensando en que mi presentimiento había sido confirmado. Aquellos 4 nuevos vampiros tenían que ver con todo esto. Sumergida en mis pensamientos, tropecé con el cuerpo corpulento y alto de alguien el cual me hizo frenar en seco.

-Lo siento mucho - me disculpe haciendo una leve reverencia sin siquiera fijarme en su rostro, siguiendo mi camino escuchando una risita en voz baja. Al final logré llegar a tiempo a mi salón dejándome caer en mi asiento.

Una vez las clases terminadas y mis cosas guardadas, el revuelo afuera del salón hizo su aparición provocando que saliera levantando las cejas ante la escena que se presentaba frente a mis ojos vino.

***

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora