CAPITULO 56 (+18)

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ATENCIÓN: Contenido para adultos. Por favor abstenerse de leer el capitulo por curiosidad si no eres mayor de edad.


—Ahí tienes tu castigo Sakamaki — este se acomodo su bufanda  y con un azoton a la celda abandono el lugar.

De inmediato comencé a sollozar de puro pánico y dolor ignorando el escándalo que estaba haciendo. Rasque el suelo con mis uñas ante la terrible desesperación que estaba sintiendo desde lo mas profundo de mi.

—Dejala.

La voz de Carla me despertó de mi estado de ansiedad escuchando como Irie le contestaba con un  tono bastante molesto.

—¿Con que fin hacen todo esto, eh?

—No te metas en donde no te llaman — el vampiro corto la voz de Irie seguido de sus pasos alejándose del lugar.

—No creo que te convenga que Karlheinz sepa lo que están haciendo con su pequeña hija.

La dura amenaza de Irie corto el paso de Carla logrando que pusiera mi completa atención en la conversación que se estaba llevando fuera del lugar.

—Dudo mucho que haga algo.

Sin mas, cerré los ojos agotada queriendo ignorar aquel cruel comentario.

Con la mano temblorosa toque mi cara tratando de reconocerme a mi misma y al mismo tiempo limpiar las lagrimas que caían por mis mejillas a pesar de que otras remplazaban ese mismo lugar de manera inmediata.

—¡Rina! — exaltada, Irie se acerco a mi y con las manos temblorosas me tomo delicadamente provocando que abriera los ojos con cierta pesadez mirando como me observaba con sus ojos llenos de terror y pena — ¿Donde esta Karlheinz-sama?

Aquella pregunta dono mas para si misma haciendo que volviera a cerrar los ojos sin importancia ya alguna.


Trague saliva parpadeando al tratar de hacer reaccionar mis parpados a causa del ardor en mis ojos y el dolor presente en cada mínimo movimiento; un suspiro y un quejido de dolor siguió al percatarme de lo adolorida que me encontraba.

—¿No regenera?

—Nada, es como si fuera un humano cualquiera.

—¿Continuaremos con el plan?

—El plan sigue, no podemos detenernos ahora. Tiene que soportarlo de la forma correcta — una acaricia apareció en mi mandíbula provocando un escalofrió que se instalo en todo mi cuerpo — No lo olvides hermano.

Sin mas, volví a quedarme dormida con el sabor de la sangre aun persistente en mi boca.

Abrí los ojos de golpe sintiendo una mirada bastante insistente puesta en mi dándome cuenta de que se trataba de Carla en frente mio.

Gemí y puje al querer moverme, notando que me encontraba en una superficie suave que desconocía al estar por bastante tiempo en el frió suelo. Se trataba de un colchón.

Carla al notar que había despertado, dirigió sus fríos ojos dorados a los míos con aquella analítica mirada que siempre tenia.

—El hueso de tu mandíbula esta en su lugar. No te pasara nada — en un parpadeo, sus manos ya se encontraban en mis mejillas inspeccionándome de una forma algo ruda. Este soltó mi cara al notar mi mueca de dolor soltando un suspiro pasando su atención esta vez a mi cuerpo.

Al querer hablar toque mi cara al sentir como mi mandíbula se encontraba vendada junto con parte de mi cuello para que el vendaje fuera mas seguro.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora