Estar en aquel lugar, solo me había servido para pensar en lo que había sucedido con Kou. La sensación de sus colmillos en mi cuello aún seguían en mi piel a pesar de que el rasguño había desaparecido por completo.
Tratando de dispersar aquella sensacion que me apretujaba, mire hacia la luna estando en su máximo esplendor rodeada de pequeñas estrellas logrando que la noche se viera más iluminada y amena. Comencé a cantar Scarborough Fair recordando la hermosa voz de Kanato cantándomela cada noche para dormirme cuando era pequeña. Pensé en mis hermanos, en mi madre y en Subaru. Lo recordaba tan feliz, riendo junto conmigo y mamá. Sonreí con melancolía parándome sobre el barandal viendo hacia el cielo sin quitar la sonrisa de mi rostro, gozando de la inmortalidad y dejándome llevar por el entorno, me deje caer cerrando los ojos en espera del impacto. Unos brazos hicieron su aparición sosteniéndome, salvándome de la caída ocasionando que abriera los ojos encontrándome con unos orbes azules mirándome preocupado.
–¿Qué pensabas hacer Rin-Rin? – demando aun sin soltarme.
–Seguramente en morirme no – ironice la situacion sintiendo y viendo como una brisa de aire alborotaba el cabello de ambos al pasar por nosotros en su camino a chocar con un enorme arbol a metros de nosotros – No habia necesidad de salvarme.
–Que cosas dices – suspiro acercándome a su cuerpo para abrazarme, dejando un beso en mi coronilla para despues cargarme en brazos y entrar ambos a la mansion con direccion a una habitación.
–¿Qué estas...?
–Shh, ¿te han dicho alguna vez que haces muchas preguntas Rin-Rin? – se mofo burlón dejándome en una cama viendo expectante como se quitaba la sudadera rosa y las botas cafés justo frente a mí. Tomo mi cintura y me empujo un poco quedando los dos acostados frente a frente, dejando al descubierto su ojo rojo una vez que su cabello se movió a causa de la posición en la que estábamos.
–¿Qué pasa con tu ojo? No deja de brillar – inquirí al ver como su ocelo rojo brillaba intensamente en la obscuridad de la habitación. El sonrió nervioso y agarro mi mano que se encontraba en medio de los dos.
–Esta emocionado – apretó mi mano con cariño – este ojo suele ser un poco delator – me guiño un ojo quitándole peso al tema haciéndome sonreír un poco.
La habitación quedo sumergida en un silencio cómodo y casi arrullador por unos cuantos minutos hasta que Kou decidió volver a hablar.
–Rin-Rin, ¿porque le rompiste la nariz a Aya? – lo mire sin evitar poner toda mi atención en el resplandor que su ojo causaba.
–No importa – una vez que pude, desvié la mirada notando la desesperación en su expresión.
–Agh, vamos Rina. ¿Qué te dijo? – rogo sacudiéndome un poco.
–No es nada importante – dije fastidiada. Kou se posó encima de mí mirándome suplicante tomando mi mano con la contraria.
–No seas tan mala. Dime, dime, dime... – canturreo moviéndose de un lado a otro repitiendo la misma palabra una y otra vez provocando que frunciera el ceño molesta.
–¿Quieres dejar ya el tema? – gruñí haciendo que parara mirando cómo se acercaba rozando su nariz con la mía.
–Me lo dirás Rina – susurro amenazante, frotando su nariz contra la mía como si de un beso de esquimal se tratara. Desvié la mirada avergonzada sintiendo su nariz en mi mejilla mientras que nuestras manos seguían unidas – Me lo dirás a menos de que quieras que te saque la respuesta a besos – ronroneo en mi oído rozando su cabello en mi cara, dirigiendo mi mirada hacia la de él tragando saliva al notar la seriedad con la que solto aquello estando completamente seguro.
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La Pequeña Sakamaki
VampirRina Sakamaki al tener una vida llena de lujos y comodidades, tendra un giro completamente distinto y agresivo del que alguna vez se imagino. Los Mukami llegan y con ellos un sin fin de escenas y sentimientos. ¿Que pasara con la joven y hermosa vamp...