CAPITULO 46

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Volví a la entrada subterránea de mi casa esta vez entrando de una vez antes de que me vieran pasando a la zona que siempre había estado prohibida para mí.

Camine por los largos pasillos inquieta por el silencio del lugar siendo mis pies chapoteando contra el agua el único sonido que se escuchaba.

La tenue iluminación de las velas le daba una sensación bastante reconfortante al lugar incluso pareciéndome elegante. Me detuve unos metros al ver una enorme puerta de madera sintiéndome completamente nerviosa al saber que tal vez entrando ahí mis dudas se resolverían.

 Me detuve unos metros al ver una enorme puerta de madera sintiéndome completamente nerviosa al saber que tal vez entrando ahí mis dudas se resolverían

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— ¿Recuerdas que esa zona está prohibida para ti, Rina? — me di media vuelta viendo a mi hermano tan atractivo y fresco como siempre. Llevaba puesto lo mismo que en la sala donde se encontraba el piano recordándome a aquel momento teniendo esta vez el cabello aún más desordenado cayéndole en los ojos.

—Tengo que saber sobre mi pasado — dije segura de mis propias palabras.

— ¿Y qué piensas hacer con esa información? — pregunto cauteloso logrando que caminara hacia el queriendo que notara lo decidida que estaba.

—Quiero saber. ¿Cómo voy a querer a alguien más si apenas se quién soy? — la mirada de Raito se suavizo ante mi mirada.

— ¿Qué pasa con el Mukami? — Retrocedí sorprendida por su pregunta recordando de inmediato a Kou y Ruki — ¿Lo amas?

—Kou y to tenemos una especie de conexión, yo... — una lagrima resbalo por mi mejilla sin ser capaz de darle frente a mi hermano observando como Raito tomaba mi mejilla entre su suave mano.

—Rina tu...

— ¿Está bien que este contigo? — Titubee subiendo mi mano posándose lentamente sobre su mejilla viéndose tan pequeña en su cara — ¿Está bien que siga tocándote así y estando a tu lado? — Raito cobijo mi mano para acercarla a sus labios ocasionando que la apartara molestándome un poco su actitud defensiva queriendo esconder sus verdaderos sentimientos.

—No te rechazaría por algo así — sonrió con dolor sin despegar un segundo sus ojos verdes de los míos — Está bien que permanezcas a mi lado aunque haya alguien más en tu corazón — volvió a tomar mi mano acercándose lentamente a mí con cada palabra que decía hipnotizándome con su extrema belleza — Me conforme con saber que también me amas — susurro quedando a centímetros de mi rostro separándome rápidamente al tener un ataque de moral.

—Lo siento — me di la media vuelta teniendo una pelea mental sintiendo como Raito tomaba mi muñeca antes de que pusiera alejarme aprovechando para jalarme contra su pecho pegando sus labios a mi oreja.

— ¿Qué pasa? ¿No acabas de decir que quieres estar a mi lado? No te apartes — aquella actitud. Me resultaba tan familiar, había olvidado aquella faceta de Raito.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora