CAPITULO 1

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Desde la llegada de aquella humana, la atmósfera del lugar se volvió sombría, llena de una incertidumbre que hizo que una opresión en mi pecho no tardará en aparecer. Las cosas aun a pesar de ser grises, se volvieron completamente obscuras al ver como entraba mirándose completamente atemorizada. Mire la desdicha de aquella mujer sabiendo que el futuro que le separaba no sería el que ella había deseado. Amaba a mis hermanos, pero era consciente de todos los demonios con los que cargaban al igual que ella por lo que cualquier persona ajena a su círculo estaba destinado a llegar a puntos inimaginables de infección y aquella chica de cabello rubio y ojos rosados no sería la excepción.

- ¿Qué está pasando aquí? - pregunte caminando hacia mi hermano viendo de reojo a la muchacha que se encontraba a mi derecha.

-Esta tipa no sé cómo entro aquí - contestó metiéndose las manos en los bolsillo de su pantalón. Ayato comenzó a examinar el cuerpo de la chica de forma descarada de arriba a abajo haciéndome soltar un suspiro de hastio.

-Ayato - la voz de mi segundo hermano mayor Reiji apareció en el salón molesto por el reciente comportamiento de Ayato del que también había sido testigo - ¿Quién es usted y que está haciendo aquí? - le pregunto Reiji a la muchacha poniéndose más pálida de lo que ya era notando lo asustada y confundida que estaba.

-Me dieron esta dirección indicándome que comenzaría a vivir aquí a partir de hoy - Reiji y yo volteamos a vernos sin entender absolutamente nada sobre aquello que la chica dijo. Ayato soltó un sonoro bostezo completamente ajeno a nuestro intercambio de miradas.

El mayordomo de la mansión llegó como un fantasma llevándose las pertenencias de la humana desapareciendo del mismo modo en que apareció. En completo silecio

-Eso no tiene sentido - dije, dirigiendo mi mirada inquisitiva hacia la chica frente a mi la cual era solo unos cuantos cm más pequeña que yo.

-Oye, no me habías dicho eso, plana - Ayato señaló descontento a la chica dejándose caer en el sofá que tenía detrás de él dejando ver la frustración al estar igual que nosotros.

-Lo siento, este lugar me pone de nervios, además, ustedes son bastante raros - el sonido de su voz fue bajando paulatinamente evitando hacer contacto visual con cualquiera de nosotros.

-Suficiente, Rina ¿nos podrías esperar en la sala por favor? - Reiji acarició cortamente mi mejilla haciéndome asentir sin mediar otra palabra al no querer verme muy envuelta en el extraño asunto.

Entre al cuarto siendo azotada por un delicioso olor a té provocando que salivara un poco ante la exquisita sensación mientras veía a Shu acostado en el sillón más largo provocando que una leve sonrisa se instalará en mi rostro ante lo bello de la escena.

Shu abrió uno de sus ojos al notar mi presencia dedicándome al igual que yo, una pequeña sonrisa.
-Rina - llamó pidiéndome que me acercara a él con la mirada mientras se erguia lentamente de su posición quedando sentado.
Camine hacia el escuchando como la puerta se abría lentamente una vez que llegue alado de mi hermano, me volví hacia la entrada de la habitación viendo como Ayato, seguido de la misteriosa chica y Reiji. Shu tomó mi mano y dio un suave jalón para que me sentará a su lado, cosa que hice sin rechistar.

-Muy bien déjanos saber de tu boca ¿cómo es que fuiste mandada hacia acá? - pregunto Reiji quedando de pie frente a la mesa de centro. La rubia tomó asiento junto con Ayato en el sofá a un costado de donde nos encontrábamos Shu y yo.

-Mi padre fue el que me mando - comento sobando sus manos una y otravez bastante nerviosa.

-Shu, ¿sabes algo al respecto? - exclamo Reiji dirigiendo su vista hacia el muchacho que se encontraba a mi lado acariciando mis dedos con expresión lejana.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora