CAPITULO 12

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Sin razón aparente una cierta emocion expectante de encontrarme a aquel chico de cabello azabache se instaló en mi pecho haciéndome estar mas atenta a mi alrededor para ver si es que de verdad se habia atrevido a volver a clases despues de su extraño y atrevido coqueteo.
Sin toparmelo en el trayecto hacia el baño, me metí encontrándome con 3 chicas quienes pararon sus murmullos una vez me vieron entrar  reconociendolas por estar siempre pululando alrededor de mis hermanos o alguno de los Mukami como moscas de fruta. 

Indiferente con su presencia, camine a uno de los lavabos limpiando mis manos con el agua fresca que salía del grifo, sentiendo la insistente mirada de las tres a mi costado como si de alguna forma fueran a sacarme la palabra en base a la presión de su mirada. Sin darles mayor importancia e ignorandolas, eche mi cabello hacia atras con las manos húmedas disponiéndome a salir de ahí siendo detenida por la mano de alguien puesta en mi hombro.

–Pobrecita, solo anda dando penas pretendiendo llamar la atención de Kou – siseo la pelirroja apretando un poco mas fuerte mi hombro como si quisiera amedrentarme con eso. Sacudi su mano como si me diera asco y sin inmutarme, segui caminando tomando el mango de la puerta.

–Oi ¿Me escuchaste? – chillo, esta vez jalandome hacia atras. Sin darle tiempo de hacer algo más, me voltee estampando mi puño en su cara provocando que retrocediera y cayera a los pies de sus amigas gritando de dolor mientras se tapaba la nariz.

–M-me rompió la nariz – tartamudeo asustada y horrorizada.

–Ya tienes una excusa para dar pena – escupi fingiendo emoción notando las miradas estupefactas de las otras antes de salir de ahí sin mas.

Tome asiento en mi lugar y recargue mi barbilla en mi mano viendo al exterior sin encontrarme aun con la presencia de Haru. Al parecer solo es un parlanchin más.

–Señorita Mukami – frunci el ceño antes de voltear encontrándome con la secretaria del director mirandome con aquella gelida y espeluznante mirada roja desde la puerta del salon – Se le solicita en la dirección.
Confundida y a punto de corregirla por el apellido que había dicho, dio la media vuelta desapareciendo en un parpadeo. Ignorando el cuchicheo que se origino, me pare dirigiendome a la oficina del director.

Entre percibiendo tres personas más en la oficina evitando soltar una palabrota por ver de quienes se trataban. Sentado al igual que las tres tipas, se encontraba Ruki frente al director; un hombre ya grande de cabello canoso y ojos violetas. Sin decir nada más, me senté en la silla alado de Ruki sin evitar ver a la chica de cabello negro de manera asesina.

–Bien Señorita Mukami – nombro el director con voz ronca y cansina paseando su mirada de mi rostro a la de los demas.

–Es Sakamaki – corregí enfadada sintiendo por fin la atención de Ruki puesta en mi.

–Ya veo, pero, no estamos por eso Señorita Sakamaki – corrigio desinteresadamente viendo de reojo al vampiro a mi costado con cierta duda – en ese caso no debería de estar aquí Ruki, debería de estar...

–Yo me encargare de esto – interrumpió Ruki sin dejar que mencionara el nombre de Reiji, confundida por su arrebato.

–Perfecto, aclarado eso, estamos aqui porque usted – me señalo – agredió a la señorita Hadokawa – señalo a la de cabello rojo quien al escuchar que era mencionada comenzó a hipear de la nada despues de haberse quedado quieta como un pasmarote.

Bufé negando ante lo ridiculo de la situacion y un tanto arrepentida por llegar a tal extremo.

–Además me amenazo – el arrepentimiento se esfumo asi de rapido como llego.

–Eres una...

–Rina – reprendió Ruki mirandome de reojo.

–Y dígame, ¿que fue lo que ocurrio?

–Se me paso un poco la mano – solte con una sonrisita altanera.

–¿Ve? Es una salvaje – chillo en defensa propia dejando de cubrir su ahora hinchada y morada nariz. Ruki soltó un suspiro de frustración ante mi actitud.

–¿Algo más? – al escuchar aquello, el director bufo en señal de derrota.

–Señorita Aya vaya a la enfermería – ordeno provocando que la chica hiciera una rabieta retirándose junto con sus chismosas amigas quienes me barrieron como si aquello fuera a afectarme – y usted, queda castigada –  arrugue la nariz disgustada asintiendo de mala gana – Limpiara los pizarrones de su salon por tiempo indefinido.

–Bien – gruñí saliendo de ahí caminando hacia mi salón encontrándome con una escena patética por donde se viera.

–Enserio me dolió mucho, pensé que perdería la nariz – lloriqueo Aya mientras se le encimaba a un Kou notablemente incomodo tratando de alejar a la chica sin ser demasiado grosero. Rodee los ojos pasando a un lado de ellos tratando de ignorar la escenita.

–Rin-Rin espérame – grito Kou apresurado al notarme parándome en seco al oírlo.

–Ni te molestes, me quedare hasta tarde – exprese volteando ligeramente para verlo venir hacia aca.

–Pero Kou-kun...

–Lo siento Aya, espero que no pierdas la nariz – le guiño un ojo sacudiendo su mano en despedida dejándola como estatua en medio del pasillo.
Al llegar alado mio, tomo mi mano y entrelazo sus dedos con los mios poniendome nerviosa al instante.

–¿Asi que fuiste tu quien le rompio la nariz a Aya? – jugueteo conmigo, inclinadose un poco para verme a la cara con aquella dulce sonrisa.

–No me lo recuerdes – bufe soltandome de su mano al no poder controlar el flujo de mis pensamientos con su tacto sobre el mio. Al escuchar mi respuesta se rio cerrando sus ojos atrapando de nuevo mi mano entre la suya.

–Vamos Rin-Rin, no te enojes – se burló aun riendo llegando a mi salón de clases el cual ya se encontraba completamente solo.

Deje mis cosas en una banca seguido de Kou quien se sentó en una banca de hasta enfrente poniendo sus pies encima de la mesa y sus manos en su nuca. Ignorando aquello, tome el jabón y el trapo que se encontraba en la mesa del maestro rociando el producto en la superficie del pizarrón. Concentrada en aquello mire de reojo hacia la puerta notando que por esta pasaba Yuma regresando sus pasos confundido al vernos a los dos ahí.

–¿Por qué siguen aquí y tan noche? – pregunto dirigiéndose a los dos ocasionando que Kou me mirara con una sonrisa cómplice. Rodee los ojos siguiendo con mi castigo.

–Rin-Rin le rompió la nariz a una señorita por razones desconocidas – conto Kou burlón escuchando como Yuma suspiraba sentándose.

–¿Cómo que Rina-chan le rompió la nariz a alguien? – susurro Azusa apareciendo detrás de Kou volteandome al escuchar su voz.

–¡¡Ah!! Azusa no hagas eso – grito el rubio asustado mientras que Azusa lo miraba distraído para después sonreírme sentándose detrás de Kou mordiendo su venda. Termine casi de limpiar escuchando la conversación que se originaba detrás de mí.

–Con que aquí estaban – la voz de Ruki hizo eco en el lugar provocando que todos volteáramos a verlo empezando a preocuparme por lo que había hecho mientras él se sentaba a un lado de Yuma dejando su libro en la mesa.

–No sé por qué me están esperando si después de todo es mi castigo – deje las cosas en el escritorio pasando mis ojos en cada uno de ellos.

–No te pongas de gruñona, solo te estamos haciendo compañia – trague saliva ante la potente mirada de Ruki hacia mi. Baje la mirada un tanto avergonzada asintiendo distraidamente.

–¿Vieron eso? Rin-Rin se puso roja. ¡¡Que linda!! – chillo Kou emocionado riendo por lo que acababa de ver sintiendo como se acercaba a mi para tomar mis mejillas con ternura.

–¡¡No es cierto!! – grite molesta tratando de hacerme para atras haciendo que Kou se riera aún más fuerte escuchando como los demás soltaban risitas divertidos con la situación. Todos se pararon y empezaron a empujarme amistosamente mientras seguian burlándose mientras Ruki nos miraba con una sonrisa plasmada en su rostro.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora