CAPITULO 19.

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Subaru seguía con su mano recargada en la pared y con la mirada en el suelo tratando de estabilizar la tension del lugar mientras yo buscaba las palabras correctas que lo tranquilizaran.

–No me estaba haciendo nada Subaru – por fin hable, acercándome a él. En cuestión de un segundo, este tomo mi rostro con ambas manos acercandome a su rostro aun descompuesto en desagrado.

–No me agrada ninguno de los Mukami, sobre todo ese rubio. No me gusta que siempre quiera estar cerca tuyo – Suspiro mirándome con sus ocelos color rojo sangre – Eres el único familiar de sangre y lo mas preciado que tengo. He hablado con los demás y queremos que regreses en maximo una semana – fruncí el ceño alejándome de él, negando con la cabeza ante el vomito verbal.

–No estoy entendiendo.

–Han estado pasando muchas cosas desde que volvio Karlheinz y queremos que vuelvas.

–Eso es estúpido.

–Te dije que cuando las cosas comenzaran a empeorar obedecieras sin rechistar – reprendió mirándome con una ceja levantada en acusacion.
Abri la boca para refutar, callandome de inmediato al resignarme.

–Lo siento – suspire desviando la mirada – Esta bien, volvere – Subaru asintió y me abrazo.
Tenía una semana para decirle a los Mukami sobre la decisión.

Camine de regreso al salón topándome con Ruki frente a frente, poniendome nerviosa de inmediato al tener que pasar a un lado de él para evadirlo. Antes de que pudiera lograrlo, su mano apreso mi muñeca quedandonos de espaldas uno del otro.

–¿Ahora vas a ignorarme? – acuso en un murmuro viendo de reojo como se volteaba hacia mi, aun sin soltarme, haciendo todo lo contrario. Dio un jalonsito viendo que no cedia, poniendose a un lado mio, apresandome contra la pared y su cuerpo.
–¿No vas a responder? – trague saliva evitando a toda costa mirarlo aun con el nerviosismo llenando todo mi cuerpo.
Tome su mano con mi mano libre, volteando a verlo con fingida indiferencia, clavando mis ojos en su apuesto rostro.

–Nos vemos en la casa – su mano perdio fuerza y cayo a un costado dejándome libre para caminar lejos de ahí aun con su mirada confundida clavada en mi.

Abrí la puerta del salón descubriendo que aún no había maestro, pasando deliberadamente, topándome con la mirada de la chica de cabello rojo quien rodo los ojos al analizarme de arriba abajo.

–Rina – llamo Haru parándose de su lugar dejando a la vista su alta estatura – ¿En dónde estabas? – pregunto haciendo un puchero.

–Fui a tomar aire fresco – conteste sentándome en mi lugar evitando hacer contacto visual pensando que aun me veia tensa o descolocada.

–Mmm, ¿porque no me pediste que te acompañara? – hizo un puchero infantil, provocando que soltara una casi imperceptible sonrisa, viendo como se agachaba, besando mi mejilla en donde estaba la bandita sorprendida de que no insistiera con el tema al no responderle.
Volvio a tomar asiento, mirando su celular con extremo aburrimiento mientras yo enfocaba mi atencion en la chica pelirroja que decidio acercarse a mi.

Antes de que siquiera pudiera soltar sonido alguno, la pare en seco hastiada de su presencia.

–No me interesa tu opinión, desaparece – me pare de mi lugar y me dispuse a caminar sin siquiera dirigirle la mirada. Un jalón y un potente dolor en mi mejilla, hizo que volviera a la realidad dándome cuenta de lo que acababa de hacer aquella tipeja. El silencio en el salón fue de ultratumba y el eco de la cachetada sonó aún más fuerte de lo que fue realmente. Voltee lentamente viéndola con una mirada asesina sin poder creer la osadia de aquella tipa.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora