CAPITULO 25

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Los mire extrañada por la repentina visita tratando de que los ojos no se me cerraran ante la cegadora luz que entro por la puerta.

–Reiji – llame sin necesidad de gritar sintiendo de inmediato la presencia de mi hermano apareciendo frente a mi.

–¿Qué se les ofrece?–- pregunto educadamente tapandome de la vista de ellos.

–Mi hermano nos mencionó que Rina se puso mal así que decidimos hacer una pequeña visita para saber cómo se encontraba – hablo Ruki haciendo que me asomara por detrás de la espalda de mi hermano recibiendo una ligera sonrisa por parte del mayor de los Mukami al ver mi rostro – Por lo visto ella ya se encuentra mejor ¿no? – Reiji me miro por encima de su hombro como si estuviera rectificando lo que dijo Ruki.

–Eso parece – menciono no muy convencido. Salí de mi escondite colocándome enfrente de él para poder decirle algo, dandole la espalda a los 4 vampiros.

–¿Puedo hablar con ellos? – levante la cabeza por la excesiva diferencia de estatura algo nerviosa por lo estricto que era. Intercalo miradas de mí hacia los vampiros detrás de mio algo desconfiado. Al ver la insistencia de mi mirada, suspiro y asintió.

–No tardes – dio media vuelta y cerró la puerta.

–No vinieron a ver solamente si estaba bien, ¿verdad? – me dirigí a ellos soltando un suspiro.

–Eres demasiado intuitiva, Rina – confeso Ruki levantando una ceja algo divertido – Venimos a pedirte que regreses.

–¿Una petición? – ladee la cabeza entre divertida y desconfiada.

–Eso o lo hacemos por la fuerza Chibi  – gruño Yuma.

–No me iré con ustedes – asegure firme de mi decisión retando a Ruki con la mirada. Yuma se acercó a mí a paso apresurado al ver que me negaba. Retrocedí tropezándome con el escalón que tenía detrás cayendo de nalgas convirtiendose en una escena algo vergonzosa.

–Rina – llamo Kou preocupado. La puerta se abrió casi como si hubieran presentido la situación revelando a Ayato y a Reiji.

–Ha sido suficiente – corto Reiji tajantemente mirando de mala manera al grandulón quien chasqueo la lengua desviando la mirada apenado. Sacudí el camisón que traía y me pare adolorida por el impacto mientras que el pelirrojo se acercaba a mí para ayudarme con furia reflejada en sus ojos gatunos dirigida a los cuatro hermanos frente a nosotros.

–¿Estas bien? – pregunto malhumorado, llevándome al interior de la mansión mientras que Reiji se quedaba afuera. Asentí mirándolo fijamente para transmitirle cierta tranquilidad.

–Sera mejor que descanses – apareció Shu ordenándome de forma autoritaria saliendo de la nada. Camino hacia mí y con un leve jalón me acerco a él para tomarme en brazos como si pesara nada.

–¿Qué estás haciendo? – reclame.

–Cállate – exhalo cansino.

Mire la puerta de mi habitación alejarse denotando que tenía planeado llevarme a otro lado.

–Te quedaras en mi habitación. Así te vigilare de cerca – aclaro sin perturbar aquella serena expresión en él contestando la interrogante que surgió en mi cabeza .

Su habitación se dejó ver una vez que la puerta fue abierta revelando lo pulcra de esta.

Su habitación se dejó ver una vez que la puerta fue abierta revelando lo pulcra de esta

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La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora