CAPITULO 29

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No sabía cuánto tiempo había pasado pero suponía que bastante al tener el cuerpo completamente entumecido de no haberme movido en un rato ya, sin contar que la cabeza me retumbaba y la boca me sabía terriblemente a sangre. Los brazos se sentían pesados y adoloridos a causa de la medicina y las gruesas agujas que podia sentir en mi piel.

–¿Rina? – la voz de Haru resonó por la habitación estremeciendo mi pecho al escuchar su voz despues de tanto tiempo.

–¿Qué estás haciendo aquí? – espeto Yuma. La mano que supuse era de  Haru tomo la mía, ignorando por completo al giganton.

–¿Cómo está? – pregunto impaciente. Kou bufo molesto escuchando como la puerta era azotada informándome de su salida.

–No veo porque tengamos que darle información a un mocoso como tú – gruño Subaru.

–Tengo la misma edad que tu – ataco Haru provocando que Subaru resoplara.

–No ha mejorado, sera mejor que te retires – corto Reiji educadamente.

–Mejórate Rina. Recuerda que eres mi única amiga – susurro en mi oído haciéndome cosquillas con su cabello azabache. Se despidió secamente de los demas y sin más salió de ahí sin decir mas nada.

La noche cayó nuevamente y los turnos no tardaron en llegar para cuidarme por si algo nuevo me ocurría. El turno de Ruki llego por lo que inconscientemente mi cuerpo se tensó con la idea de quedarme a solas con él.
Resultaba extraño estar consciente pero incapaz de hacer que mi cuerpo reaccionara como para abrir mis ojos, moverme o hablar, por lo que, solo podia dedicarme a escuchar y sentir todo lo que pasaba a mi alrededor.

–Eres todo un enigma para mi – suspiro Ruki escuchando como arrastraba la silla a un lado de la cama para estar más cerca de mi notándose algo agobiado – Preocupándome todo el tiempo – la silla siendo recorrida volvió a escucharse, sintiendo como la cama se hundía a un lado mío y como su cara se acercaba a mí – ¿Que sera que siempre estoy pensando en ti? – susurro rozando sus labios con los míos en cada palabra que pronunciaba.

Su voz resonó como un eco en mi cabeza siendo aquello como un shock eléctrico que provoco qué abriera de golpe mis ojos encontrándome con sus orbes grises a centímetros de mi rostro.

–Ruki – exhale recibiendo una sonrisa de alivio por parte de él. Junto su frente con la mía, absorbiendo mi aliento y combinándolo con el de él.

–¿Cuánto más ibas a tardar? – replico con ojos cansinos. Parpadee sintiéndome de nuevo viva viendo como Ruki acercaba más su cara a la mía con movimientos inseguros – Ya no puedes huir de mi — sin más, junto sus labios con los míos en un profundo y suave beso dejando que lo hiciera poniendo de excusa mi vulnerabilidad para que continuara.

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El día siguiente se basó en palabras llenas de alivio y apapachos por parte de todos al verme de nuevo consiente. Todos decidieron ir a cambiarse mientras Kou se quedaba a pesar del estado en que se encontraba.
El catéter había desaparecido de mi brazo logrando que el olor a medicamento se disipara un poco y el ambiente se tornara un poco más cómodo para mí.

Kou se paró del sillón en donde se encontraba, caminando con pasos cortos hacia mí sin despegar su mirada de la mía hasta que se sentó en la cama a un lado, tomando mis manos y llevandoselas a los labios.

–Me gustas muchisimo, ¿lo sabes, no? – hablo con voz débil clavando sus bellos ojos en los mios reflejando cierta pena. Asentí un tanto confundida, mirando como su cabello estaba desordenado dejando a la vista su ojo carmesí el cual no paraba de tintinear como si quisiera captar mi inocente atención – Y lo mucho que estoy empezando a sentir por ti aunque tu tal vez no hagas lo mismo – sin darme cuenta. Nuestros cuerpos estuvieron lo suficientemente cerca como para notar el calor que me proporcionaba y lo cansado que estaba al dejar caer un poco mas de peso sobre mi – ¿Puedes prometerme algo?.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora