CAPITULO 30

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Desde el avistamiento de mi madre, el cual no hizo mas que empeorar mi condicion mental ya de por si inestable, mi cuerpo se encargo de igual forma rechazar cualquier tipo de vitamina, suplemento o medicamento provocando que me sintiera cada vez más enferma reflejandose en mi aspecto marchito y lo que era peor, encontrandome la mayor parte del tiempo sola ya que Karlheinz se encargo de ocupar en demasía a mis hermanos en cuestiones que eran completamente desconocidas para mi, por lo que se ausentaban la mayor parte del día, logrando que la soledad de la ya de por si enorme mansión, se sintiera aun más pesada.
Llegaban a altas horas de la noche siendo ahora imposible el mantener algún tipo de comunicación con ellos volviendo a la misma rutina al día siguiente, dejando Reiji la comida y estrictas ordenes de tomarme el medicamento y el de no salir de la casa a causa de mi condicion, por lo que los días en la escuela se habian acabado por un tiempo indeterminado.

En cuanto llegaban, bajaba rápidamente a saludarlos siendo recibida con sonrisas cansadas y besos débiles para después desaparecer escaleras arriba hasta otro día.

Yui, por ordenes de Karlheinz, vivía con los Mukami provocando cierto sentimiento de inseguridad al saber que estaba con aquellos dos vampiros 24/7.

Dolía el pensar en que tal vez se hayan olvidado de mí y que la relación con ella se haya estrechado aún más quedando en segundo plano. De solo pensarlo, la cabeza comenzaba a retumbarme y el enojo me embargaba de forma inconsciente.

Mire la pulsera dorada que me regalo Kou con cierto recelo al ver como tintineaba bajo la luz de la luna, quitándomela con saña estando a punto de aventarla al imaginar a Yui portándo una de la misma manera. Después de unos segundos mirándola, suspire y me la volví a colocar aferrándome a la idea de que si la traía puesta Kou vendría a verme.

Una sombra apareció en mi campo de visión logrando que me parara exaltada viendo que se trataba de Ruki al reflejarle un rayo de luz nocturna. Salió de entre las penumbras y me observo con esa cara tan enigmática que me dejaba estatica.

-No has ido a la escuela - soltó acusadoramente de repente haciendo resonar su voz en el silencioso lugar.
Parecia que mis pensamientos habian atraido al vampiro equivocado.

-No me encuentro mucho mejor como podras notar - explique seriamente ignorando el hecho de que seguía en pijama con el cabello hecho un desastre a pesar de estar demasiado corto.

-¿Por qué no te fuiste con nosotros? - pregunto un tanto curioso empezando a acercarse mas.

-Yui ya esta con ustedes - Ruki soltó una risa aireada al escuchar el tono receloso de mi voz.

-No creo que tenga que explicar la enorme diferencia entre tu y ella - suspiro metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

Desvié la mirada evitando hacer contacto visual recordando el extraño efecto que provocaba en mí. En cuestión de un parpadeo ya se encontraba frente a mí, alzandome la cabeza para encontrarme con sus penetrantes ojos grises los cuales se dedicaron a mirarme con extrema atención.

-Me gusta tu cabello - declaro acercando su mano para acariciar un mechón de mi ya albino cabello tomándolo entre sus delgados dedos. Al ver que hacia ademan de alejarme, me tomo de la cintura con sus dos brazos para pegarme contra su cuerpo junto con su frente sobre la mia.

-¿Qué estás haciendo? - tartamudee con una sonrisa nerviosa.

-Deja de evitarme - susurro cerrando su ojos con una expresion de pesar en su rostro - Dejame estar asi contigo - sonrió con ternura provocando qué mi respiracion se cortara - Aunque sea un momento.
Mire como su rostro iba suavizandose lentamente al ver que no hacia ningun otro ademan para alejarme, permitiendome estar asi un poco mas con él.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora