CAPITULO 11

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Hastiada de la pelea que se comenzo minutos antes entre Ayato y Yuma quien defendia a su hermano mayor, toque mi sien hablando por fin despues de haberme quedado callada durante toda la visita.

–Por favor háganme el favor de guardar silencio – suspire sin dejar de sobar mi sien mas molesta que adolorida.

–Ya escucharon, es momento de irse. No tienen nada más que hacer aquí – gruño Yuma dirigiéndose a todos con su tipico tono de voz violento y atacon.

–Hablo de todos, callense ya y dejenme descansar – clave mi mirada en el castaño para despues volver a cerrar mis ojos al sentir una punzada que recorrio desde mi nuca hasta mi frente. Aprete los dientes quedandome quieta esperando que el malestar desapareciera.

–Rina. ¿Te sientes bien? Ella no se ve bien, ¿cierto, Teddy? – interrogo, hablando tanto conmigo como con su peluche acercándose a mi para sobar mi espalda en un gesto para aminorar la mueca de dolor que recorría todo mi rostro.

–Reiji, ¿Alguna novedad? – pregunto Subaru siendo respondido con un corto pero exasperado suspiro.

–Nada nuevo que no sepan.
Todos en la habitación soltaron sonidos de decepcion. Abri los ojos una vez pude enfocar de nuevo todo a mi alrededor.

–Tendré que preguntarle a Tougo...

–Ni se te ocurra preguntarle a él – corto el albino de forma tajante mirando en advertencia al de lentes quien desvio la mirada molesto.

–Estoy bien solo... — hable deteniéndome para acomodarme de nuevo en la cama y acostarme –...necesito descansar.
Todo a mi alrededor quedo en silencio y la inconsciencia me abrazo una vez mas.

Después de lo que parecieron horas, abrí los ojos encontrándome con una cabellera rubia y unos ojos fucsia mirándome fijamente, empezando a recobrar los sentidos mientras me acariciaba el dorso de mi mano, deteniéndose abruptamente una vez que se dio cuenta de mi conciencia.

– ¿Cuanto tiempo llevo dormida? – me senté observando a mi alrededor un tanto desorientada percatándome de la ausencia de mis hermanos en la casa a excepción de Shu quien estaba acostado en el sillón color carbon ¿Dónde están los demás? – volví mi atencion a Yui siguiendo aun con un monton de preguntas rondandome en la cabeza.

–B-bueno, ellos están abajo platicando sobre algunas cosas. Así que me p-pidieron que me quedara a cuidarte – tartamudeo notablemente nerviosa de haberla atrapado haciendo aquel gesto.

–Ya veo – suspire regalandole una gelida mirada de advertencia por el acto de hace un momento. Ella trago saliva comprendiendo a la perfeccion sin la necesidad de decir algo mas.
Podria verme como una persona grosera, pero la realidad es que era bastante reservada dado mi crianza tan a la antigua y aislada de todo y todos, sin contar solamente mi interaccion con mis hermanos quienes no profesaban de tener el mejor caracter. Trataba de trabajar en eso pero aun me resultaba bastante incomofo el recibir cierto tacto o acercamiento con personas ajenas a mi nucleo.

Empecé a buscar por la habitación algo de ropa al percatarme de que aun portaba el uniforme, viendo que en la mesita ratona frente al sillón, había un vestido blanco de algodón sin mangas con vuelo en los extremos de este, teniendo un bordado color dorado. A un lado había un chaleco color verde musgo de gamuza y unas medias hasta los muslos negras junto con unos zapatos de charol negras. Tome la ropa y abandone el cuarto dejando a Shu con Yui.

Salí del baño vestida dirigiéndome a la sala para ver si me encontraba con mis hermanos llevándome una enorme decepción al ya no verlos por ningún lado. Me acerque al sillón más grande en el cual se encontraba Yuma acostado, con los ojos cerrados y las manos reposadas en su estómago mirándose bastante sereno a comparacion de su version despierta.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora