CAPITULO 7

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Me levante a causa de los molestos rayos del sol que amenazaban con colarse por las cortinas y convertirme en ceniza siendo aquella la señal para ponerme de pie y bañarme para arreglarme.
Una vez vestida con un vestido vino con negro debajo de la rodilla, una boina color vino y unos zapatos del mismo color, la tos volvió a atacarme casi como si hubiera esperado a que terminará todo mi ritual esta vez tapando mi boca con un pañuelo donde cayó toda la sangre. Solté un suspiro agotada sorprendida del reflejo que aquel espejo me proporcionaba.
Mi piel estaba increíblemente pálida, casi transparente, mis ojos estaban sin brillo y tenía unas espantosas ojeras de color morado que demacraban aún más mi aspecto.

-Me veo horrible - susurre un tanto derrotada.
Tome el picarpote de la puerta y antes de poder abrirla alguien se adelantó rápidamente haciendo que retrocediera por la sorpresa sin darme tiempo a reaccionar sintiendo los brazos de alguien alrededor de mí. Olfatee su pecho ya que ahí es donde llegaba mi cabeza percibiendo un olor fresco y dulce.

-Rina, Rina estas bien - murmuro acariciando mi cabeza sin importarle en desacomodar mi boina.

-¿Por qué no debería de estarlo, Ruki-san? - indague frunciendo el ceño tratando de separarlo, Ruki lentamente obedecio y vio interrogativamente mi cuello como si estuviera buscando algo para después pasar su pulgar por aquella zona, mientras nerviosa observaba su mano.

-Ya veo, no tienes nada - susurro para si mismo pasando su caricia a mi mejilla y su mirada a mis ojos con tranquilidad.

-¿Ruki? - llame tomando su mano aun confundida por su actuar sonriendo lentamente al ver como se estremecía un poco a causa de mi toque.

-Rina, ¿ayer alguien intento morderte? - pregunto de una forma escalofriantemente directa al recordar lo que ayer habia ocurrido.

-No, no pasó nada de eso - dije segura esta vez con una sonrisa tranquilizadora.

-Ya veo. Te espero abajo para desayunar - dio por terminada la charla, retirándose sin nada más que decir. Me quede observando la puerta por donde se había ido el vampiro un poco curiosa de que se haya enterado de algo sin necesidad de siquiera haberlo mencionado.

Baje las escaleras y llegue a la mesa sentándome dispuesta a comer. El silencio algo incomodo y para nada familiar, como en mi mansión, se hizo presente, siendo motivo suficiente para comenzar a hablar sobre un tema que aún no se había tocado.

-Ruki, ¿qué pasa con la escuela?, ¿seguiré yendo? - pregunte cortando un vegetal sin la intención de comerlo.

-Por ahora no, Rina, queremos asegurarnos de ver alguna mejora en ti antes de que vuelvas a la escuela - explico viéndome un tanto apenado de no darme la respuesta que quería provocando que bajara la vista entendiendo las razones.

-Hey, Rina, no estés triste, pronto tu vida volverá a la normalidad. Ten paciencia - mire a Kou quien me guiño un ojo en señal de apoyo provocando que mi pecho saltará en gratitud por sus palabras.
De un momento a otro comencé a sentir nauseas ocasionando que recargara fuertemente mis manos sobre la mesa, evitando azotar contra esta viendo de reojo como todos alarmados por el sonido me miraban con expresiones preocupadas.

-¿Rina? - pregunto Azusa con la cabeza ladeada. Intentando responder, una mueca lleno todo mi rostro al igual que la sangre llenaba mi garganta haciendo que me levantara rápidamente corriendo al baño. Cerre la puerta apresuradamente detras de mi expulsando todo en el inodoro convirtiendo el agua en carmesí en segundos. Seguí vomitando escuchando como abrían la puerta casi de inmediato.

-Rin-rin e-eso es mucha sangre - murmuro Kou tartamudeando - Ruki, ¿que hacemos? - pregunto desesperado dirigido a su hermano mayor. Sin cuidado, recargue mi frente en la taza del baño viendo como algunos mechones de cabello se metían al agua pintandose de rojo.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora