CAPITULO 55 +18

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ATENCIÓN: Imágenes un poco fuertes y contenido para adultos. Por favor abstenerse de leer el capitulo por curiosidad si no eres mayor de edad.


Shin no me había desatado por lo que pase la noche en aquella posición derramando lágrimas de amargura a causa de las palpitaciones que sufría mi zona intima a causa del terrible acto que había hecho Shin. Aún estaba mojada y mis fluidos no paraban de empapar la parte interna de mis muslos.

Mis muñecas seguían maltratándose y mis pechos dolían a causa de la terrible posición en la que estaba sometida. No pasaba por alto la situación con Carla ni su amenaza. Trataba de mantener mi mente fría ante cualquier arranque de parte suya o de alguna especie de castigo que tuviera preparado. Era claro que el golpe propinado no se iba a quedar así y aunque el pudiera curarse en cuestión de minutos, yo, a pesar de ser un vampiro había perdido la capacidad de hacer lo mismo. Los cambios en mi cuerpo provocaron estragos a su paso llegando inclusivo a exterminar la enfermedad que antes padecía.

Mis parpados comenzaron a pesar y un enorme pesar se instaló en mi cuerpo, arrastrándome poco a poco a un mundo en donde no me encontraba ahí y en donde era capaz de estar tranquila y feliz.

"—Te amo. Te prometo que a mi lado, nada malo va a pasarte. Confía..."

Abrí mis ojos lentamente sintiendo las gotas de agua caer lentamente por mis mejillas. Aquella voz...

Note que me encontraba sentada en una silla enorme de madera con las manos y los tobillos sujetados por grilletes de acero en cada reposa brazos y pata de la silla. Mi boca se encontraba amordazada y mi cabeza estaba sujeta al respaldo de la silla por lo que no podía mover mi cuello y cara hacia ningún lado. Mis ojos dieron a parar en la figura de una chica amarrada con unas sogas gruesas de una manera bastante dolorosa y sádica recalcando sus partes íntimas con lo fuerte que estaba amarrada. Temblé al ver de quien se trataba.

Aya.

Puje al no poder gritar asustada de lo que podía pasar. Ella se encontraba de igual manera amordazada privándole de quejarse o gritar por ayuda. Me sentía terrible al no poder ayudarla. Una cosa era pasar por esto yo sola y otra muy diferente era ver como otra persona sufría siendo participe de aquello.

Mire la figura de Carla aparecer casi como la niebla posándose frente al cuerpo tembloroso de Aya.

—Esto es a causa de tu actitud altanera y superior. Nadie es superior a mí en esta mansión. — amenazo tajantemente. Su mirada me helo la sangre e hizo que mi piel se erizara — Que te sirva de lección, estúpida Sakamaki — sin más tomo a la chica por el cabello tirando de ella burdamente poniéndola de pie escuchando como gemía mirándome completamente aterrorizada rogándome por ayuda.

Carla clavo violentamente sus colmillos en el cuello de Aya comenzando a succionar rápidamente su sangre de una manera terriblemente rápida.

Abrí los ojos moviéndome completamente desesperada de ser partícipe de aquel atroz acto. La iba a matar frente a mí.

Angustiada, grite de impotencia al escuchar cómo eran ahogados a causa de la fuerte mordaza. Los sonidos de la silla agitándose violentamente solo hacían que la situación se viera cada vez más grotesca ante la visión de la chica perdiendo poco a poco la vida.

Ella no tenía nada que ver. No se merecía eso. No por algo tan tonto. Me arrepentía. Lo sentía tanto, pero por favor, que parara.

Aya dejo de encajar sus uñas en sus palmas, observando como su cuerpo se ponía cada vez más ligero y como sus ojos se volteaban convirtiéndose en pura esclerótica.

La Pequeña SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora