¿Quién eres?

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Matilda no cabía de felicidad, estaba con el hombre que hace algunas semanas le había robado el corazón completamente, se sentía tan segura, pero tenía el presentimiento que no duraría por mucho, y que los problemas más temprano que tarde volverían.

Matilda y Thomas caminaban por el campus, abrazados como una pareja de años, mientras lo recorrían e iban descubriendo nuevos lugares y rincones en donde se besaban.

-¿Qué quieres hacer ahora mi princesa?- dijo Thomas, mientras Matilda se sonrojaba – nos van quedando pocos rincones de tu campus y se volvieron a besar.

- ¡Matilda!!Thomas!- gritó Mey-¡Qué maravilla! ¡Al fin juntos! ¿O me equivoco?

- No amiga- sonrió Matilda- no te equivocas, estamos oficialmente juntos.

-¡Qué felicidad!- dijo la chica- me alegro tanto por ustedes- cambió el semblante de su cara- Ojalá Ignacio estuviera aquí.

-Te tengo una sorpresa- dijo Thomas- toma- le entregó un sobre- creo que eso te animará- Ignacio realmente quería venir, pero no pudo- mintió.

-Gracias Thomas- sonrió, abrió el sobre y encontró una pequeña nota que decía, Amor: si sigues mis instrucciones, a un sitio llegarás y una sorpresa encontrarás, sale del campus  y ve a un lugar, en donde la gente usualmente va a comprar. Una vez allí sigue hasta el final, compra un chocolate por que después lo ocuparás, cruza la calle y hallarás un lugar en donde sé que no buscarás, pero no te dejes engañar, el número 47 es importante, y después de dos golpes, entra cuando te digan adelante.  Te amo mi vida y espero que te guste. La chica suspiró- no entiendo nada, él sabe que soy mala para estas cosas.- sollozó.

-Déjame leer- dijo Matilda- es simple, debes ir a un supermercado, comprar un chocolate, y enfrente debe haber un hotel, la habitación es la 47- sonrió- me encantan los acertijos y este es simple.

-Thomas, dime, porfis, porfis dime donde es- dijo Mey poniendo cara de corderito.

-Te lo haré simple Mey- dijo sonriendo Thomas- la sorpresa está en el Hotel Waldorf.

-Gracias- saltó a los brazos de Thomas- ¡eres el mejor amigo que Ignacio podría tener! ¡Y el mejor novio que Matilda podría tener!- soltó al pobre chico y volvió a poner los ojos de corderito- Mati… ¿me prestarías tú jeep?, el mío quedo en casa.- hizo un puchero.

- Llévalo- dijo Matilda- pero después me cuentas toda todita la sorpresa.- le pasó las llaves.

- Gracias chicos, nos vemos más tarde en la casa ¿verdad?

-Si Matilda me invita a dormir- dijo Thomas mirándola con cara traviesa.

-Creo, que se quedará en la casa- contestó Matilda y lo besó- no pierdas tiempo, ve a ver tu sorpresa.

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Mientras Nicko en su clase...

-Señoritas y señores bienvenidos al taller de desarrollo personal y expresión corporal, soy Madame Antoinette Du Mont, soy profesora de danza, a la vez, tengo un master en Psicología y Terapias en conjunto.- se presentaba la profesora.

-La idea de mi clase es que ustedes se puedan expresar en el como seres individuales, como seres pensantes- vio la cara de desconcierto de la gran mayoría de los estudiantes. En ese momento Nicko vio un guapo chico sentado en el otro extremo de la sala, andaba con un buzo negro y un polerón deportivo blanco, moreno, cabello negro, facciones muy varoniles y marcadas, a simple vista se notaba su estampa de un chico rebelde y egocéntrico, de aquellos que solo buscan chicas por una noche “un desafío” pensó Nicko.

Mi eterno amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora