Últimos días de solteros 2

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Cualquier persona que en esos momentos pasara por el frontis de la casa de la familia Vacchio y conociera a los integrantes que allí habitaban y la situación en la cual se encontraban, pensarían dos cosas,  Matilda estaba embarazada o los habían pillado teniendo sexo, por que los gritos de Soledad en conjunto a Helena se escuchaban desde el comienzo de la cuadra.

-Matilda eres una irresponsable, viendo que estamos contra el tiempo, y decides hacer cosas que no estaban planificadas, déjame decirte señorita que yo no soy tu criada y Soledad tampoco, deberían estar ustedes dos pensando en hacer las cosas bien y no nosotras- gritaba.

-Helena- habló Thomas- no trates a Matilda de esa manera, ella estaba muy estresada ayer y fue mi culpa haberla sacado de sus quehaceres, si quieres desquitarte con alguien, hazlo conmigo- suspiró- además queríamos un evento sencillo, simple, sólo con los amigos más cercanos y están convirtiendo todo esto en un circo, al final con Matilda no hemos disfrutado nada y ustedes con presionarnos lo único que hacen es ponernos irritables- bufó- además no tienen idea lo complicado que es aguantarlas... ¡No se puede respirar con ustedes!, el ambiente es tan tenso que se corta con cuchillo...

-Thomas Kapplan- gritó Soledad interviniendo- en este instante me bajas ese tonito y le pides disculpas a Helena- ordenó.

-Helena, lamento haberte gritado prácticamente todo, pero es verdad, yo me siento de esa manera con ambas, además tienen algo menos que preocuparse, lo de la torta está solucionado- aclaró.

-Lo sé, pero habían maneras y maneras de ir a ver el asunto de la torta, no como lo hicieron ustedes, además el pastelero no tuvo pelos en la lengua para describir la escena en que los sorprendió- criticó enojada- además con Soledad no somos tan inflexibles, al final accedimos a darles un poco de privacidad, pero llegar a las tres de la mañana, ¿pasados de copas?, eso no lo tolero.

Flash Back

-Estoy agotada- dijo Matilda tirada en el suelo al lado de Thomas- me has hecho correr muchísimo y aun así estoy toda sucia- se quejó.

-Estás en buena forma, hace tiempo no corría de esa manera- suspiró- hace tiempo que no corría tras una chica, usualmente ellas corren tras de mi- mencionó utilizando un tono arrogante para hacer enojar a la chica.

-Paff- disparó Matilda- Lo siento, pero te lo mereces por tu comentario desubicado- sonrió- ¿tregua?- preguntó y puso cara de corderito.

-Amor... no me gustan esas caras de animalitos tiernos que pones...- dijo en tono de broma, mientras Matilda lanzaba lejos la pistola y se subía sobre su novio.

-¿Entonces tregua?- volvió a preguntar cerca de sus labios.

-No, aun no- contestó, le agarró la cara y la besó- te ves tan linda enojada y pintada de rosa- susurró y volvieron a besarse. Las manos de Thomas no dudaron en viajar al trasero de Matilda y acercarla más a su cuerpo, por su parte ella estaba abriendo el traje de su novio y comenzaba a acariciar los pectorales.

-Thomas... si me sigues besando así no me voy a contener- susurró ella- Mmm... Ahhh... el cuello no... El cuello no...

-Déjate llevar, hace mucho que no estamos juntos-decía mientras besaba el punto de rendición de ella- quiero hacerlo...

-Ah... Thomas, yo también- correspondió ella- y comenzó a frotar su sexo  contra el de él.

Estaban tan inmersos en su propia burbuja que ninguno escuchó los pasos que se acercaban.

-¡Mami! hay dos personas moviéndose extrañamente- gritó un niño pequeño que miraba asombrado a la pareja en el suelo.

-¡Mierda Thomas!- gritó asustada la chica, se levantó y comenzó a arreglarse el traje, mientras él hacia lo mismo.

Mi eterno amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora