Mi eterno amor de verano

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Por primera vez me da exactamente lo mismo como luzco, mis pantalones negros, mis tacos negros y mi abrigo negro indica con total claridad mis sentimientos, mi estado anímico y mi futuro. Mis piernas tiemblan, la iglesia esta llena, siento muchas miradas sobre mi y trato de hacer oídos sordos a los comentarios y susurros, mis manos están frías, mis ojos apagados y mi voz... mi voz se ha perdido en mar de lamentos y sonoros sollozos , mis ojos enmarcados por lágrimas secas e hinchados por no dejar de llorar, solo me aferro a lo que tengo en el interior del bolsillo de mi abrigo, “su carta final”

Miro hacia mi lado y veo caras irreconocibles las cuales me dan su más sentido pésame, pero ¿alguno sentirá el vacío y el desasosiego que poseo?, tras de mi, en la banca posterior, se encuentra Soledad, quien en estos minutos le hace honores a su nombre,  se encuentras sentada sola, lamentándose por una parte de su vida que se ha marchado para siempre, dejándola con un espacio disponible en su corazón, sin embargo irremplazable, cuando una madre pierde un hijo, no tiene nombre… y quizás preferiría estar en ese lugar, antes de ser llamada “viuda”.

Emil se acerca a su mujer y la abraza, ambos refugiándose en los brazos del otro, y  el pequeño Christian aun no asimila que su hermano no volverá, y Daniela trata de mantenerse firme y no llorar delante de él. Mientras que yo aun sigo de pie al  lado del féretro que alguna vez fue mi compañero, mi amante, mi amor, las lágrimas descienden al recordar cada momento vivido, cada sonrisa, cada caricia, cada vez que nuestros cuerpos se unieron y que nuestras almas se convirtieron en una. Ya no queda nada…ni siquiera una última mirada, y por las condiciones en que se encontraba ,el ataúd había sido sellado.

Siento como un abrazo familiar me arrebata por un momento de mis sentimientos reprimidos, y me dejo llevar, miro aquellos ojos, los cuales expresan lo mismo que yo, desolación,  y sin decirnos nada comprendemos que la vida nos golpea duro cuando menos lo esperamos, que hemos perdido una parte importante de nuestras vidas y que lamentablemente esta  continúa.

-Matilda, mi más sentido pésame- susurra Santiago mientras acaricia mis hombros- jamás me imaginé que sucedería algo así- se lamentó- a penas me enteré cogí el primer avión- explicó.

-Descuida, ya estás aquí- logré contestar- Santi… siento que esto lo tenía planeado de hace tanto tiempo… lo peor de todo es que nuestra ultima conversación me ilusionó tanto…

Flash Back…

-Hola amor- dijo Matilda contestando su móvil- ¿aun despierto?.

-Hola mi vida, la verdad es que no puedo dormir y eso que estoy en la tranquila casa del campo y solo, Luciana se quedó con mis padres en la ciudad como venía por pocos días- comentó- ¿estabas estudiando?

-No, tan solo preparaba un material para mañana- explicó- como ayudante de Psicología, la profesora me ha encargado tomar los exámenes de finales de semestre a los chicos y luego al fin estaré de vacaciones por tres semanas antes del nuevo semestre- comentó.

-¿Entonces hablaremos con tus padres para ver el cambio de universidad y de ciudad?- preguntó.

-Si, lo decidí y me mudaré contigo- respondió- además tengo que confesarte algo…

-¿Qué sucede cariño?... no me asustes.

-Tengo un retraso, aun no es mucho, pero... nosotros nos estabamos cuidando y… Thomas, quizás seremos papás- susurró.

-¿Es en serio?- cuestionó seriamente.

-Aun no me realizo el test, pero estoy retrasada- confesó- Amor, no te enojes- pidió.

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