Perdóname mi amor

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Nicko estaba dormitando en un sillón, después de tanto llorar por su amiga, había caído en las redes de Morfeo, hasta que una inesperada llamada la despertó de sobresalto. Cogió el teléfono y contestó sin mirar quien llamaba.

-¿Aló?- dijo ella aún adormilada.

-Nicko soy Tavo-  ella al escucharlo se enderezó en el sillón y su corazón comenzó a latir fuertemente.

-¿Dónde estas?- preguntó ella- me tienes preocupada, hace varias horas localizamos a Matilda y pues pensé que te demorarías menos. ¿Qué pasa?

-Menos mal que Matilda está bien- suspiró- Nicko ¿nos podemos juntar en la playa?- preguntó.

-Si, dime en que parte y llego allá- contestó ella- levantándose del sillón cogiendo su cartera y las llaves del auto.

-Estoy donde salimos a correr y fingiste tu caída- rió- te espero.

-Llego en 10 min, nos vemos- cortó. Nicko comenzó a caminar hacia la puerta cuando se vio interceptada por Mey.

-Era él ¿verdad?- dijo Mey- tranquila amiga- abrazó a Nicko, deja que las cosas pasen como deban pasar, te quiero mucho, a ti y a Mati, no sé qué haría sin mis trillizas, las adoro.

-Gracias Mey-  se alejó- pase lo que pase estaré bien, siempre ha sido así.

Nicko caminó abrió la puerta y fue al encuentro con Gustavo, definitivamente tendrían que hablar.

Mey al verse sola comenzó a caminar, el patio de la casa de la familia Mollet era enorme, un quincho, una piscina y una terraza, llegó hasta el borde de la piscina , sacó un cigarrillo y comenzó a deleitarse con las plantas, las flores  y el entorno tranquilo que ese espacio le ofrecía, los padres de su ex novio habían resultado ser completamente diferentes a lo que ella había pensado, la madre de Ignacio era un amor de persona, sin dudarlo habían aceptado a este grupo de desconocidos, y le habían brindado todo el apoyo tanto emocional como material, que en ese momento necesitaban.

 Maryorie suspiró, su mente y su corazón estaban confundidos, sabía que las cosas con Ignacio eran maravillosas pero de un día a otro habían cambiado, y tenía miedo, por otra parte Diego… ¿Como podía haber dejado a Nacho con una razón tan absurda, Diego podía gustarle pero solo por tener una afinidad de composición, por dejar las cosas fluir? . Mientras que por un balcón del segundo piso Ignacio la observaba, definitivamente la amaba, amaba todo de ella y en ese instante ella comenzó a  a cantar un tema que en ese momento expresaba todo lo que sentía.

-Yo no quería quererte… y no lo supe evitar… creí poder defenderme… pero a mi corazón… no lo puedes atar…- Unas lágrimas se deslizaron por las mejillas de Mey, mientras está seguía cantando-yo no sé mi amor…qué hago buscándote…uuuh, si te gano…pierdo libertad, yeah...yo no sé mi amor…qué hago besándote….si yo no me quiero enamorar…Guarda en silencio mis besos…despídete sin voltear…porque al besarte me pierdo…pero a mi corazón…quién le puede explicar…- en ese instante el padre de Ignacio, vio como su hijo sufría y como Mey sufría.

Mi eterno amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora