Feliz Cumpleaños Sr. Perfecto

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Poco a poco las semanas fueron pasando, la enfermedad de Matilda estaba bajo control, las sonrisas habían vuelto a los rostros de los chicos, además se avecinaba el cumpleaños de Thomas.

-¿Mati estás bien?- preguntó Mey mirando a su amiga- es extraño verte tan callada.

-Estoy bien- sonrió- pensaba en el cumpleaños de Thomas y pues que habría sido lindo que en vez de ser dos, hubiésemos sido tres- sonrió tristemente.

-Amiga, no te quedes pensando en ¿Qué hubiese pasado si?...- dijo Mey-  esto es lo que les toca vivir, están juntos, más que juntos, tienen planes de casarse algún día y Thomas es un hombre que te quiere.

-Lo sé, y tienes razón- sonrió- por lo mismo pienso que este cumpleaños será especial para el, es el primero que pasamos juntos- agregó- será este fin de semana.

-Genial, si necesitas algo cuenta conmigo- ofreció Mey.

-Pues lo tenemos todo bajo control, por ahora, solo necesito que vayas junto a Ignacio– contestó Matilda.

-¡Uy! Que misteriosa- rió- bueno me tendrás junto a Ignacio.

Por otra parte Thomas había regresado a su rutina, habían comenzado las prácticas y tenía poco tiempo, entre el hospital, las prácticas y  Matilda.

-Amigo, te traje un café- le tendió el vaso-tienes unas ojeras increíbles- dijo Ignacio- ¿estás durmiendo bien?- preguntó.

-La verdad es que no mucho, como máximo estoy durmiendo 3 a 4 horas y no descanso nada- se quejó- las prácticas han sido intensas, las clases han aumentado el nivel de exigencia y por otra parte Matilda, no la quiero descuidar, siento que esta distancia nos afecta de manera silenciosa y no quiero que sienta el vacío por que no estoy.

-Thomas- habló Santiago- mira, no trates a Matilda como si fuera un diamante delicado de exhibición, es una mujer fuerte, eso tienes que verlo, ella te ama, están juntos a pesar de todo, tranquilízate, enfócate más en tus cosas- sugirió- no digo que no la llames, pero te hago ver que ella tiene una vida y tiene que vivirla, así como tú la tuya- aconsejó.

-Tienes razón- bostezó- quiero dormir un ratito- dijo mientras se estiraba sobre la mesa, apoyando la cabeza sobre sus brazos…- siento que me estoy descargando.

-¿Batería baja?- preguntó Ignacio- Bébete el café que te traje- palmeó su espalda- ánimo, queda menos, además se viene tu cumpleaños, hay que planearlo.

-Chicos, lo he pensado, hablamos con Matilda y quiero hacer algo en casa de mis padres, un fin de semana en el campo ¿Qué les parece?

-¿De verdad?- preguntó Santi- sería genial, me encantaría ir, me encanta el campo.

-Claaaaaaaro hombre moderno- dijo sarcásticamente- a ti te va a gustar el olor a pasto, a mierda de animales, el barro- bromeó- las gallinas.

-Que eres exagerado ¿Qué podría salir mal?- respondió este.

Los días pasaron y ya era viernes, Matilda conducía a casa de los padres de Thomas, al igual que él.

-Amor en 40 minutos llego a casa de tus padres- avisaba Matilda por teléfono- quiero verte pronto mi vida.

-Yo también amor- contestaba él- te esperaré con algo exquisito, yo estoy llegando, de hecho ya diviso el portón.

-Gracias cariño, nos vemos pronto - se despidió ella- te amo- agregó.

-Nos vemos preciosa, yo también te amo- respondió y ambos cortaron.

-Amiga te veo feliz y eso me gusta- hablaba Mey- me encanta estar así todos contentos, felices, Nicko llegará mañana justo para el cumpleaños, yo veré a mi Nacho hermoso y tú estarás con Thomas.

Mi eterno amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora