Una cabeza y dos corazones rotos

4.1K 123 6
                                    

Las semanas pasaron más rápido de lo que creían los chicos, la relación de Mey con Ignacio día a día  el amor aumentaba y sabían que con la distancia  pondrían a  prueba los sentimientos y la confianza. Por otra parte Matilda tenía claro sus sentimientos por Thomas, lo quería más que un simple amigo, por otra parte  después de aquel paseo a su lugar favorito él jamás se volvió a insinuar, de ninguna manera, todos los gestos, acciones y miradas, hacían pensar a la chica que él ya no la quería de una manera sentimental, si no más bien como amiga.

Quedaban tan solo dos días y todos regresarían a su rutina, los chicos volverían a su universidad a cursar tercer año de Medicina y las chicas entrarían ese año a la universidad, Matilde estudiaría Enfermería, Nicko danza , Mey Música, lo más triste de todo, serían los 375 kms que los separarían.

-Amiga no sé que hacer- decía Mey- Ignacio llegó en el momento que menos lo esperaba, poco a poco siento más cosas, son tan pocos los días que llevamos, sin embargo, con él todo es tan real y genial que me da miedo esto de la distancia.

-Mey- dijo Matilda- de verdad, si son el uno para el otro, la distancia solo será un detalle sin importancia de su relación – sonrió- a mi parecer son una pareja perfecta y tengo por seguro que durarán muchísimo.

-Gracias amiga- contestó- me das consuelo.- rió- y tú ¿Qué ocurre con Thomas?.

- La verdad es que las cosas cambiaron- suspiró la chica- cuando me doy cuenta de que él me gusta, a él le da por ser sólo mí amigo- negó con la cabeza- no logro entenderlo.

- Creo que él no sabe lo que tu sientes- concluyó Mey- deberías expresárselo.

- Lo intento, trato de ser mas cercana y él me ignora, me aleja, no me habla como antes, me  evita a veces, complica esto- suspiró- cuando llegue a la universidad ojalá conozca a alguien que me haga olvidar.

En ese momento un ruido fuerte las hizo sobresaltarse, al abrir la puerta se encontraron con Thomas tirado en el piso cogiéndose fuertemente la cabeza con las dos manos…

-Ahhh!- gritaba el chico-mientras trataba de no moverse en el suelo.

-Thomas- gritó Matilda- ¿Qué ocurrió?, Déjame ver que tienes.

- ¡Mati!¡Esta sangrando! – Gritó Mey – ¡ayúdalo! Yo iré por ayuda.

- Thomas, déjame ver- decía la chica- por favor.

- No – respondió Thomas fríamente- déjame así, llamaré a Ignacio para que venga por mí.

- Pero… mierda Thomas, estás sangrando más- gritó Matilda- por favor- le dijo mirándolo a los ojos- déjame ver, solo quiero ver y saber si es mucho.

- ¿Por qué?- pregunto  él.

- Por que… yo te quiero- le contesto mirándolo a los ojos- y  me preocupo por ti -  dijo ella  y aprovechando la reacción de asombro de Thomas logro verle una incisión en la parte  posterior de la cabeza – Mey- vociferó -  ¡enciende mi auto! Y trae hielo,  me llevo a Thomas al hospital.

Al  instante apareció Mey con una bolsa de hielo.

-Está todo listo- dijo la chica- yo me quedo con tu abuela.

- Gracias- susurró Matilda mientras ponía la bolsa de hielo cubierta por un paño, directamente en donde se encontraba la herida, haciendo que Thomas gimiera de dolor- lo siento, pero sabes que es necesario- comentó, mientras le acariciaba el rostro- ahora lentamente te vas a parar, te apoyaras en mi y vamos a ir hasta el auto, ¿esta bien?- el chico solo asintió- muy bien… vamos.

Luego de lograr meter a Thomas en el auto, llegaron rápidamente a la sala de Urgencias en donde al ver al chico derramar tanta sangre lo ingresaron de inmediato.

Mi eterno amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora