Capítulo 27 - Harry

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Ruido. Luces que deslumbran, zonas en penumbra. Sudor, golpes, violencia. O, como todos prefieren llamarlo: fiesta de graduación. Cada uno lo ve a su manera.

No quería venir. Me repito por enésima vez mientras pido a una chica que me ayude a entrar. Pero Sally me ha llamado y me ha pedido que vaya, por ella. Y no puedo negarme a nada que ella me pida.

Miro a mi alrededor, cegado por las luces de neón. Antes me hubiera encantado poder colarme en esta fiesta, pero ahora solo puedo pensar en la tranquilidad, el silencio. Porque la soledad es mucho más sincera que la mayoría de las personas. Me paso una mano por la cabeza, estresado como nunca. Decidido: mañana mismo me corto el pelo.

Harry: Sally, ¿dónde estás?

Harry: Ya estoy dentro.

Espero cinco, diez minutos, pero no obtengo respuesta alguna. No quiero alarmarme, así que me acerco a la zona de refrescos. Estoy un poco confundido: por un lado, esta arrolladora multitud hace que me sienta más solo que nunca, pero por otro lado temo encontrarme con Melanie y con Sam y que me recuerden por qué me siento así.

- ¿Quieres bailar?- me pregunta una chica, a lo que yo niego con la cabeza mientras me sirvo un vaso de ponche. Al menos con sosteniendo algo en la mano dejarán de pensar que necesito que alguien me salve.

Recorro la sala con la mirada. Dentro de dos años, esa será mi fiesta. Pero, ¿realmente será mía? ¿Estaré rodeado de las personas que me importan? Desde luego, Sam está bien acompañado...entre la multitud diviso a una pareja bailando, y cuando los reconozco me quedo boqueabierto: a lo lejos, un muchacho patoso y despeinado baila con una chica con el pelo azul. No sé porqué, pero eso me hace sonreír por un instante. Si Peter puede superar a Melanie, a lo mejor yo también puedo.

Un revuelo me llama la atención. De pronto, un grupo de alumnos dejan de bailar y se quedan mirando cómo una pareja se pelea. No alcanzo a ver a la chica, pero sí que reconozco a Ben corriendo entre la multitud. El revuelo dura unos instantes y luego se disipa. Pronto la gente olvida y vuelve a bailar.

Bueno, no todo el mundo lo hace.

Me quedo observándola. Los demás han vuelto a lo suyo, pero ella sigue inmóvil, inmutable, en cierto modo perfecta. Y también está rota.

- ¿Lisa?- le pregunto, mientras le agarro una mano con el poco tacto que me queda.- ¿Estás bien?

Ella asiente. Está muy guapa esta noche. También está triste: lleva el pelo recogido y un vestido de color azul cielo. Sus ojos relucen como agua de mar.

- Ven conmigo.- le ordeno, tomando su mano y llevándola a un lugar más apartado. Ella no rechista, y eso no puede ser nada bueno. No sin cierta dificultad, consigo moverme entre el gentío y salgo de la sala. Envío un mensaje pidiéndole a Sally que me escriba cuando pueda, y que yo voy a desaparecer un rato. Nos paramos en seco y Lisa me suelta.

- ¿Por qué me has sacado de la fiesta?- me pregunta, aparentemente despreocupada.

- Quería saber cómo estás.

- Estoy bien.- responde ella con brusquedad.- ¿Volvemos?

- ¿No lo sabes?- le pregunto, con una sonrisa triste.- Conmigo no tienes por qué fingir que todo está bien.

Lisa no responde, y yo pongo una mano en su barbilla y levanto su cabeza para que me mire a los ojos. A pesar de la distancia, todavía puede oírse de fondo el bullicio de la fiesta. Ella no dice nada, pero su labio empieza a titubear en un espasmo nervioso. Para mí es suficiente: enredo una mano alrededor de su cuello y la atraigo hacia mí. Lisa me abraza y automáticamente empieza a llorar. Ya no vuelve a soltarme.

- Es por Ben, ¿verdad?- le digo mientras acaricio su espalda en un intento de tranquilizarla.- He visto cómo se marchaba detrás de una chica.

- No es eso...- empieza ella con voz temblorosa. Su voz contra mi pecho llega como un débil eco.- No es...solo por eso.

Me separo de ella, agarrándola por los hombros.

- ¿Qué ha ocurrido?

Nos miramos a los ojos. Durante una eternidad. Intenta hablar varias veces, pero apenas consigue despegar los labios. Mi teléfono vibra, pero yo lo ignoro. No despego mi mirada de la suya.

- No quiero hablar de eso.- dice al fin.- No puedo hacerlo.

Asiento en silencio al tiempo que la suelto con suavidad.

- ¿Querrás hablarlo en algún momento?

Lisa niega con la cabeza.

- Estoy muy avergonzada.

- Tranquila.- sonrío torpemente.- No se lo contaré a nadie.

- No es por esto.- responde, secándose las lágrimas.- Es decir...también me siento avergonzada ahora. Pero no lo digo por eso.

- Shhhh.- le digo, intentando tranquilizarla.- Respira, mujer. ¿Quieres que te lleve a casa?

Lisa niega de nuevo, esta vez con un poco más de energía.

- Si me quedo en casa será peor. Créeme, llevo veinticuatro horas con la cabeza a punto de estallar.

- Pero, ¿qué te ha hecho Ben?- hasta yo estoy desconcertado ante la idea de que él pueda haberle hecho algo malo.

- Ilusión.- responde tras mucho pensarlo.- Ha jugado con mis sentimientos, y ni siquiera se ha preocupado en ocultar que hay otra.

- ¿Otra?- empiezo, pero enseguida cierro la boca para no empeorarlo más.

- Conozco a Ben.- continúa ella, como si yo no estuviera.- De hecho, no sé cómo no me di cuenta antes. Ella le gusta de verdad, pero le pareció divertido probar conmigo primero.

- ¿Qué?- pregunto, alarmado.- ¿Qué dices?

- Nada.- de repente, Lisa sacude la cabeza y se coloca un par de mechones que se han escapado del recogido en nuestra fuga clandestina.- A veces me olvido de que las locas no tenemos derecho a llorar.

Quiero decirle que se equivoca en todo lo que dice, que no está loca ni le debe nada a nadie. Que llore si lo necesita, y que cuente conmigo. Quiero decírselo, pero de pronto la miro y siento miedo. ¿Tengo realmente derecho a consolarla? ¿Cómo es que estamos aquí juntos, en primer lugar? De repente, me siento un intruso. Retiro la mirada, pero ella no se da cuenta o no quiere hacerlo. Sin darme tiempo a reaccionar, me toma de la mano y vuelve a arrastrarme a la fiesta.

¡Bailemos! Dice ella. Yo no sé qué digo, pero empezamos a bailar. Porque aunque esta no sea nuestra última noche en el instituto, sí que es nuestra última noche con el corazón roto.

La observo bailar, reír, saltar, y aprendo. Cierro los ojos, y pienso en Melanie por última vez. Gota a gota, paso a paso, se hace el río y también la presa.

Seguiremos adelante.


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¡Hola! Estoy esforzándome mucho por cumplir el calendario, pero aún así no me da tiempo a casi nada...¡Espero que os guste este capítulo!

Me gustaría hacer más cosas...tengo pensados algunos vídeos sobre la novela, pero hasta dentro de dos semanas no creo que pueda ni siquiera pararme a pensar en ello.

Estaré pendiente de los comentarios. Ya sabéis que siempre que puedo respondo. 

Un saludo y un abrazo :D

PD: La canción que puse...¡me tiene súper enganchada!

Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora