Y de repente, me quedo sola. Miro el teléfono, sin estar muy segura de si quiero tener o no un mensaje de Sam. Cuando veo que tengo la bandeja de entrada vacía, sin embargo, siento cierto alivio. Le quiero más que nunca, pero eso no me libra de mis demonios. Necesito estar sola, aunque solo dure un instante. Aunque ese instante se haga eterno y me haga sentir vacía.
Me doy una larga ducha, disfrutando de ese instante de privacidad. Cierro los ojos y dejo que el agua caiga sobre mi rostro, llevándose consigo los vestigios de la noche anterior. Hoy no tengo prisa.
Cuando al fin salgo del baño ya son las cuatro pasadas y no he comido nada desde la noche anterior. No tengo hambre, pero me obligo a mordisquear un sándwich de jamón y queso. Mis padres no están, y aunque Ben sí asoma la cabeza de vez en cuando la casa reina un total silencio. Nadie me molesta, nadie me interrumpe. Pero aún así no consigo aclarar mis ideas.
Subo a mi dormitorio y saco de debajo de mi colchón el cuaderno que me regaló Sam la noche que Ben nos descubrió. Desde entonces nos lo hemos ido intercambiando cada vez que estábamos en un momento nostálgico, y ya tiene varias páginas escritas. Las leo una a una, con una sonrisa perdida escapándose de vez en cuando. Sin embargo, cuando me encuentro con la página en blanco no sé qué hacer. ¿Debería escribir aquí lo que siento, o es mejor guardarme las cosas para mí misma? Que yo me sienta herida no significa que Sam deba cargar con ese peso, ¿O tal vez sí?
Sacudo la cabeza, intentando inútilmente deshacerme de los pájaros que dan vueltas alrededor de mi cabeza. Observo lo último que ha escrito Sam. Es un borrador de una nueva canción titulada "Mi chica torbellino". La letra está bastante avanzada, pero la melodía aún está por terminar. Sin darme cuenta empiezo a tararear la canción, y de repente decido ponerme a trabajar en ella. Cojo la guitarra y me paso varias horas tocando, añadiendo y quitando acordes de vez en cuando. Cuando acabo me siento un poco mejor: puede que no haya plasmado con palabras lo que siento, pero al menos he podido hacerlo a través de la música. Al lado de las notas de la melodía escribo también los acordes de una nueva canción a la que pongo el título "Mi perdón por un beso". Es lo último que me ha dicho Sam antes de irnos, y por alguna razón no puedo sacármelo de la cabeza. Tal vez eso sea lo único que necesitamos para que todo esto se arregle: despojarnos de los miedos y dejar solo los besos, y nada más.
Y nada más.
Cierro el cuaderno de golpe, como si de repente todas esas emociones me quemaran. Decido que escribir sobre Sam no es una buena manera de tomar esa distancia que necesito y guardo el diario en su sitio habitual. Después vacío la silla de mi escritorio y me siento delante del ordenador. En una nota de papel escribo los objetivos de este verano:
Buscar trabajo
Sacarme el carnet de conducir
Descubrir qué hacer con mi vida en el futuro.
Observo el post-it y suelto un largo suspiro. ¡Parece tan fácil! En realidad es una lista muy breve, pero con tres objetivos que, al menos a mis ojos, parecen insalvables. Pero por algo tendré que empezar, así que me pongo en marcha con la redacción de mi currículum vitae. Pensaba que sería más fácil, pero gasto lo que queda de tarde en confeccionarlo a mi gusto. Ya es de noche cuando me pongo a buscar sitios donde necesiten una empleada a tiempo parcial, pero cuando al fin encuentro varios sitios a los que enviar mi currículum me siento satisfecha conmigo misma. Tal vez falte mucho para poder tachar este punto de la lista, pero siempre hay algo gratificante en ponerse manos a la obra con algo que parecía imposible de lograr. De hecho, estoy tan enfrascada en mis cosas que no me doy cuenta de la hora que es hasta que mis padres llegan a casa y se asoman a mi habitación para preguntarme qué tal fue la fiesta. Solo entonces me doy cuenta de dos cosas: que estoy muerta de hambre y que tengo la bandeja de entrada de mi teléfono a rebosar de mensajes.
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Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]
Roman pour AdolescentsAl fin ha terminado el curso, y Melanie ya no tiene que mantener su relación en secreto. Ben ha prometido quedarse al margen, pero le está costando más de lo esperado hacerse a la idea de que su hermana está saliendo con alguien. *** Mientras Melan...