- ¡Lisa, baja! Me marcho ya.- grito por el hueco de la escalera en dirección al dormitorio de mi hermana.
- ¡Aún no estoy lista!- me responde también a gritos.- ¡Ve tú si quieres, le pediré a Peter que pase a buscarme!
- Da igual.- maldigo.- Te espero.
Desde que me instalé en casa de manera definitiva me han asignado el papel de chófer oficial de la casa. ¡Como si el hecho de estudiar en casa significara que me sobra el tiempo para ir de arriba a abajo todo el día! Pero hoy necesito la excusa del chófer para ir al instituto, así que esperaré lo que haga falta.
Miro el reloj con nerviosismo. Aunque yo ya no vaya al instituto, sé que hay cosas que no han cambiado ni nunca lo harán: los entrenamientos del equipo de atletismo son sagrados, sobre todo para los alumnos de último año. Si quiero interceptar a Josh antes de que vaya al encuentro con Ben tengo que llegar temprano, pero no puedo irme sin Lisa porque si no se me va a ver el plumero...
- ¡Ya vooooy!- cuando estoy empezando a ponerme nervioso de verdad, Lisa baja las escaleras a toda prisa sujetando una palmera de chocolate con la boca. A pesar de los nervios, no puedo evitar que se me escape una sonrisa.
- Veo que te has quedado dormida.- le digo mientras pasa a mi lado a toda velocidad.
- Anoche me desvelé.- responde ella mientras se abrocha el cinturón de seguridad y yo pongo el motor en marcha.- Lo siento.
Ahora que ya hemos salido de casa, estoy un poco más tranquilo. Miro a mi hermana con expresión preocupada. Ella siempre ha sido única: directa, sincera, en cierto modo agresiva. Siempre he admirado eso en ella: sin secretos, sin tapujos. Puede que eso a veces genere roces con las demás personas, pero aleja a los interesados. Porque los amigos siempre se quedan.
Sin embargo, algo ha cambiado desde que regresé. Está más callada, más...pacífica. En cierto modo es mejor, porque no hay peleas ni embrollos. Pero por otro...es raro. Sé que sigue siendo mi hermana, pero no la siento igual. Y me preocupa.
- ¿Qué te pasa? La Lisa que yo conozco no pide perdón por tonterías como estas.
- Las personas cambian.- responde sin mirarme a los ojos.
- Es verdad.- le concedo, centrando la vista en la carretera.- Pero no cambian tanto. Y me preocupa que te estés guardando algo para ti. Piénsalo, hermana...todo acaba sabiéndose, está en tu mano el cómo.
- Por favor.- me interrumpe, masajeándose la sien con los dedos.- No me sueltes una de tus frasecitas de libro de autoayuda. Estoy bien, ¿vale?
Parpadeo, desconcertado. ¿Qué ha sido eso? Lisa no dice nada más en lo que queda de trayecto, y yo asiento en silencio y me concentro en conducir. Una vez llegamos se despide con una sonrisa cansada y se baja del coche sin decir nada más. Yo doy un par de vueltas hasta que encuentro un sitio donde aparcar y voy directo a las pistas de entrenamiento. Todavía falta un rato para que termine el grupo de Ben, pero utilizo el tiempo restante para pensar en las diferentes opciones que tengo. Podría hacerme el encontradizo con Ben y simplemente alejarlo de allí, o llevarme a Josh con cualquier excusa. Pero van pasando los minutos y, cuando la campana marca el final del primer entreno, me doy cuenta de que no tengo ni idea de lo que voy a hacer.
Hasta que aparece Josh.
- ¿Qué haces aquí?- me pregunta con desconcierto. Me tomo unos segundos para analizar su rostro. Quiero ver algo malo en él, pero no encuentro nada más allá del nerviosismo propio del que está esperando a alguien. Pero yo mismo lo he visto...no puedo fiarme de él.
Bien. Juguemos.
- Pensar.- le respondo con una sonrisa.- ¿Y tú?
- Yo...bueno.- balbucea.- Se supone que estoy esperando a alguien.
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Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]
Novela JuvenilAl fin ha terminado el curso, y Melanie ya no tiene que mantener su relación en secreto. Ben ha prometido quedarse al margen, pero le está costando más de lo esperado hacerse a la idea de que su hermana está saliendo con alguien. *** Mientras Melan...