Capítulo 41 - Sally

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- Cuando dijiste fiesta, me imaginaba otra cosa.- le digo a Sebastian intentando reprimir una sonrisa.

- Para perder el control ya tenemos las fiestas de Lisa.- me responde mientras recoge mi bolso. Cuando le oigo mencionar su nombre no puedo evitar sentir un escalofrío. Me pregunto si ya ha superado lo que pasó entre ellos. Yo, por lo visto, todavía no lo he olvidado del todo.

- ¿Ella está invitada?- pregunto, sorprendida por la tensión de mi propia voz.

- La he invitado, pero no creo que venga.- responde él, negando con la cabeza.- ¿Te gusta cómo ha quedado?

Asiento con una sonrisa, y recorro con la mirada la estancia admirada por la decoración. Sebastian ha apagado todas las luces y cerrado las ventanas y ha decorado todo el salón con pequeñas luces de colores. Y eso no es todo: ha colocado un proyector en un extremo de la sala y ha proyectado sobre una pared despejada imágenes que evocan noches estrelladas. Desde luego, se ha superado.

- ¿Cómo llamas a este evento?

- Mmmm...- Sebastian finge dudar.- ¿Noche estrellada?

- Un poco cursi, ¿no?

- Tienes razón.

Los dos nos reímos, y por un segundo me permito pensar que podría ser posible lo que me pasa por la cabeza. Pero solo dura el instante en que nuestras sonrisas se cruzan.

- Tío, te ha quedado genial.- dice Harry, que aparece detrás de mí.- Si llego a saber que te lo ibas a currar tanto venía a echarte un cable. Luego me quedo y te ayudo a desmontar el chiringuito.

- No te diré que no...- responde Sebastian, mientras nos indica dónde colocarnos. Ha retirado todos los muebles y ha repartido cojines por el suelo.- Esperad aquí, que voy a buscar a mi hermana.

Sebastian sube al piso de arriba y Harry y yo buscamos un sitio donde colocarnos. Pocos minutos después suena el timbre y me levanto a abrir la puerta.

- ¡Sally!- me saluda Melanie con un abrazo. Tras ella entran Sam y Peter, que trae consigo a la chica del pelo azul. Todos se quedan admirados por el trabajo de Sebastian, aunque este lleva ya unos minutos desaparecido. Al cabo de diez minutos suena el timbre de nuevo y aparecen Lisa y las gemelas, a las que no veía desde que acabó el curso. Ninguna de las tres parece estar muy animada.

Como Sebas aún no baja, indico a los demás dónde dejar sus bolsos y sus mochilas y les indico que se sienten en los cojines. Pronto empezamos a charlar animadamente mientras llegan los demás, pero pasa el tiempo y la ausencia del anfitrión se hace notar. Ninguno de nosotros había estado nunca en la casa antes, pero cuando pasa una hora y Sebas no baja, decido ir a buscarle. Subo las escaleras por las que ha desaparecido hace un rato y me encuentro con un estrecho pasillo salpicado con habitaciones a ambos lados. La última habitación tiene la luz encendida, y me dirijo a ella sin darle muchas vueltas.

- ¿Sebastian?- pregunto desde el pasillo.- Siento haber subido sin haberte preguntado antes, pero estamos todos un poco preocupados porque has desaparecido...

Dejo la frase en el aire, temerosa de haber abusado de su confianza. Dentro de la habitación oigo unos cuchicheos, pero no logro distinguir lo que dicen. Al cabo de un instante, Sebastian asoma la cabeza por la puerta.

- Perdona, Sally...debería haberos avisado.- hago un gesto con la mano, intentando quitarle importancia. Ahora que estoy aquí, no sé cómo debería afrontar la situación. Sebastian se inclina sobre mí y baja el tono de voz.- Asómate, está dormida.

Sebas me coge de la mano y me guía al interior de la habitación. Esta, al igual que el salón, tiene todas las ventanas selladas y las persianas bajadas, pero la tenue luz de una mesita de noche ilumina la estancia. En el fondo de la misma, una niña de no más de trece años duerme encogida sobre sí misma.

Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora