Capítulo 28 - Matty

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Cuando acabé el instituto, pensé que echaría de menos fiestas como estas. ¡Cuán equivocado estaba! Había olvidado el precio que hay que pagar por una noche de descontrol.

Me tapo la cara con las manos, deslumbrado por la luz que entra por la rendija de la ventana. Lo resumiré en una sola palabra: RESACA. Los recuerdos están borrosos, pero el dolor de cabeza que siento es real.

Abro los ojos con dificultad, todavía aturdido. Ahogo un grito de sorpresa cuando lo primero que veo es a Evan durmiendo a mi lado. ¿Dónde estoy? Sin levantarme, observo a mi alrededor: tardo unos segundos en reconocer la desordenada habitación de mi hermana. En cuanto me recupere un poco, tengo que preguntarle cómo hemos llegado hasta aquí.

Cierro los ojos, agotado. No sé qué hora es, pero estoy seguro de que es demasiado pronto para cualquiera de los que anoche estuvimos en la fiesta. Me tumbo de lado y observo a Evan, que duerme plácidamente. Se ve tan puro, tan inocente...y lo mejor de todo es que siempre es así, incluso cuando está despierto. Un rayo de luz, el mismo que tanto me ha molestado al despertarme, cae sobre él realzando cada uno de sus rasgos. De manera distraída, repaso con los ojos el contorno de su rostro: su pelo rubio y desordenado, la curva de su nariz, sus labios...Acaricio su pelo, rezando para que no se despierte. Hubo un tiempo en que podía hacerlo tranquilamente, sin esconderme. Echo de menos aquellos días, pero no volvería a ellos. Las relaciones clandestinas pocas veces acaban bien.

Un ruido inesperado me advierte que no estamos solos en la habitación. Me incorporo de un salto, alarmado. En el suelo está Sam hecho un ovillo sobre un colchón improvisado de mantas y cojines. Por suerte, no se ha despertado. Pero el momento se ha terminado...no puedo arriesgarme más.

Me levanto sin hacer ruido y salgo de la habitación a duras penas. La puerta de mi dormitorio está cerrada, así que supongo que Lisa y su amiga Melanie lo habrán invadido esta noche. Normalmente la profanación de mi cuarto se castigaría con la muerte, pero estoy seguro de que si lo han hecho es porque yo invadí primero la de mi hermana.

Recorro el resto de habitaciones de la casa en busca de Ben, pero no lo encuentro por ninguna parte. Ya lo doy por perdido cuando se me ocurre asomarme al garaje y veo algo fuera de lo normal: salgo de la casa y me acerco a mi coche, que está aparcado de cualquier manera y con la puerta trasera abierta. De la puerta sobresalen dos piernas larguiruchas.

- ¿Ben?- Me asomo dentro del coche, incrédulo. Ben está tumbado en los asientos de atrás, usando la manta que normalmente protege los asientos como almohada. Duerme a duras penas, con el cuerpo retorcido y una expresión tensa en el rostro. Me inclino sobre él e intento despertarlo con cuidado.- Ben, compañero. ¿Qué haces aquí?

Al tercer intento abre los ojos y, al igual que me pasó a mí, tarda unos segundos en recordar quién es y dónde está.

- ¿Matt?- me pregunta, aturdido.- ¿Qué pasa?

- Debería hacerte la misma pregunta. ¿Por qué estás durmiendo en el coche?

- Porque tenía sueño.- Ben se sienta y suelta un quejido a la par que se lleva una mano a la espalda. Debe estar dolorido por dormir en mala postura y sin nada con lo que taparse.

- Claro, y no podías dormir dentro de casa como han hecho los demás.- respondo con sarcasmo.

Ben evita mi mirada, señal de que hay algo que no me está contando.

- Entré en tu casa, cuando os dejé allí.- dice, sin mirarme.- De hecho, os traje yo...era el único que no había bebido. Evan y tú entrasteis corriendo en la casa y os desplomasteis sobre la cama de Lisa, y yo tuve que arrastrar a Sam como pude.

- ¿Y luego?- pregunto, curioso. Ni siquiera me detengo a pensar en lo imbéciles que debimos parecer anoche. Hay algo en la mirada esquiva de Ben que me inquieta.

Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora