'009.

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El alma de las diminutas gotas de agua contra el vidrio resbala como mantequilla sobre una calientísima sartén. Mis ojos se pierden entre el oscuro panorama que, muy a pesar de aparentar frialdad y soledad, me resulta interesante; atrayente. Siento los labios magullados por la cantidad de veces que les he mordido desde que he cogido el móvil para pulsar el botón de responder y escucho una voz ahogada del otro lado de la línea, como si estuviera bajo el agua, sin embargo sé que no es nada más que la percepción de mis oídos aturdidos pues el mundo en realidad funciona de manera perfectamente natural.

¿Por qué no te has presentado a la clausura, Sunbin?

Mi mirada repta entre la poca luz que entra por el amplio ventanal de la habitación y de pronto decide establecerse sobre la silueta de Taehyung que duerme plácidamente en el duro pero funcional colchón. Todo se ve y se siente azul. No tengo una afición o renuencia especial al color, sin embargo mis agitados pensamientos se han calmado cuando lo único que veo es a él descansando. Y el alivio me distrae de la situación que tengo que enfrentar con el móvil contra mi oreja.

¿Sunbin?

La voz de Minhwa vuelve a retumbar en mis tímpanos. De pronto la percibo susurrando más suave y grave de lo normal; supongo que está preocupada. Después de varios repiques del aparato a lo largo de los días he decidido por fin deslizar hacia el costado verde de la pantalla en vez de observarla ausentemente hasta que pare de brillar. Y me arrepiento casi enseguida, pues a pesar de que agradezco que me procure, me siento incómoda porque no sé qué decir. Porque quizá debí quedarme mirando al techo de la maltrecha habitación en nuestra noche libre pero me resulta imposible. La inquietud y la ansiedad me comen viva aún si lucho —en vano— por lograr pegar ojo.

—He tenido problemas familiares —miento como cosa normal. Minhwa sigue callada al otro lado de la línea, incitándome a continuar—. Mi tía abuela se ha puesto enferma y he tenido que venir a cuidarla.

¿Dónde estás?

—En Buk.

No se me ha ocurrido otro lugar y sé que no es coincidencia que aquel distrito sea lo primero que se me venga a la cabeza. Trago grueso en silencio, volviendo a morder mi labio. Estoy a poco de percibir el sabor metálico de mi propia sangre si no me detengo, pero no me importa. Esta es la única manera de calmar la inquietud que por esa noche amenaza con comer cada célula viviente en mi cabeza.

Menos mal no estás tan lejos —Minhwa suspira con fuerza—. Cuando vuelvas dime, ¿sí? Puedo acompañarte al instituto por tu boleta de calificaciones y tu reconocimiento de fin de curso.

Sonrío con ironía. Un reconocimiento por terminar el instituto. Que doloroso es, como un cúmulo de concreto encima o, a vivencia más conocida, un golpe en el dedo pequeño del pie. Una manera silenciosa de decir "felicidades por pasar el primer nivel de sufrimiento, ahora debes continuar con tus estudios o serás un fracaso por el resto de tu vida. ¡Fighting!". Se me revuelve el estómago de sólo pensarlo por lo que libero un gimoteo largo que, estoy segura, no pasa desapercibido por mi compañera al otro lado de la bocina; no obstante no le doy tiempo para formular palabra pues me adelanto a sus evidentes intenciones de reconfortarme aún si no se lo he pedid0.

—Debo irme, Minhwa. Mi tía quiere tomar un baño y debo ayudarla.

Oh, claro. Disculpa —suena avergonzada en verdad; me siento mal por mentirle así—. Espero se mejore pronto. Cuida muy bien de ella, ¿de acuerdo?

Suelto un asentimiento desde la garganta y murmuro un "adiós" —que quizá ha sonado más seco de lo que me hubiese gustado— antes de colgar. Una vez he alejado el móvil de mí lo lanzo a la parte vacía del colchón y subo mis piernas para rodearlas con los brazos, girándome de frente a la ventana. Pongo mi barbilla el hueco entre mis rodillas y observo. Sólo observo.

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora