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Agua.

¿Agua?

Suena como mucha agua.

La cabeza me punza y mi nariz molesta hasta obligarme a inhalar un suspiro rápido, profundo. Aún si sigo con los ojos cerrados siento un montón de luz golpear mis párpados, y poco a poco se desvanece gracias a la sombra paseándose cerca de la ventana, a la derecha de mi cama.

Huele a humedad, a lluvia. Esa debe ser el agua. Cuando la sombra desaparece el colchón se hunde a mi lado. Abro sólo un ojo. Antes que la borrosa luz del día veo una capa de flashes, caras desconocidas y colores sin control.

Y luego, en la realidad frente a mí, está su espalda.

No lleva playera. Veo los músculos y huesos de su dorso marcarse cuando extiende un brazo y luego el otro para estirarse. Sé que es parte de una rutina porque le he visto hacerlo muchas veces, cuando cree que es el único que ha despertado. De alguna de las bolsas del pantalón saca un cigarrillo arrugado. Se lo lleva a la boca y lo enciende con un sola mano mientras que con la otra se revuelve el pelo.

Cuando el tabaco se combina con el olor a asfalto mojado mi otro párpado se abre. Aunque no logro enfocar del todo recorro la mirada por su cabello negro, bajando despacio por cada fracción de su cuello pálido. Mis ojos se quedan en los músculos que se unen con su espalda hasta que su mano vuelve a hacer todo el pelo hacia atrás, dejándome ver su perfil sumido en lo que sea que encuentre de genial en ventana.

—Ah, despertaste —dice con pereza cuando nota que le estoy mirando. Suelta una risa nasal acompañada de media sonrisa y me extiende el cigarrillo entre sus dedos al ver que me relamo los labios—. ¿Qué tal?

—Mh...

Mi garganta sigue dormida así que aún si quiero no puedo decir nada más. Estiro un poquito el brazo, cayendo con la frente en el colchón casi exageradamente sólo porque siento que no tengo fuerza suficiente para levantar el cuerpo.

—Vaya mierda —ríe y deja un toquecillo sobre mi nuca—. Oye, ten cuidado con ese cigarro que como le hagas un agujero al colchón...

—Mhm. ¿Qué hora es?

—¿Qué?

—¿Qué hora es?

—Joder, ¿cómo esperas que te entienda con las malditas cobijas en...?

Mi mano libre se alza y con ella tiro un poco de las sábanas enredadas cerca suyo, como si con eso buscara atraer su cuerpo al mío de nuevo. Él me mira y frunce el ceño sin entender. Finalmente descubro mi rostro y sonrío con los labios pegados, calando del cigarrillo en mis dedos por primera vez en el día.

En el sabor puedo reconocer que hay un poco de hierba escondida en el tabaco.

—La hora, Yoongi —repito sin filtro que impida a mi voz salir con claridad.

Yoongi rueda los ojos y echa un vistazo a la ventana, señalándola con un movimiento rápido de cabeza. Dirijo mi mirada hacia ahí, pero sólo encuentro nubes grises y gotas de lluvia que para nada ayudan a resolver mi duda.

—No serán las ocho de la mañana, seguro. Tampoco las diez de la noche —dice.

—Yah... —chasqueo la lengua con los labios torcidos—. Hablo en serio.

—Todavía falta para que anochezca si es lo que te estás preguntando.

Suelto todo el aire de mis pulmones e inhalo el cigarro mucho más profundo, como si quisiera terminarlo de una sola calada. Yoongi deja de observar afuera para mirarme de reojo y regresar la vista a la ventana. Toso restándole importancia mientras me siento para devolverle el cigarrillo.

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora