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( ! ): capítulo largo.


Más golpes se hacen presentes a mi lado derecho. Finalmente veo que Yoongi ha vuelto a la luz y, tambaleante, quiebra el cristal del copiloto de un auto ya muy viejo. Se absorbe la nariz con ira y se coloca el tubo al hombro mientras se adentra al territorio donde Taehyung golpea de manera desenfrenada. Escucho que le llama con un "hey" al cual Taehyung no responde. Por tanto, en silencio y sonriendo de medio lado se dispone a aporrear la parte trasera del mismo auto que está golpeando Taehyung.

El sonido del hip hop —del cual ya había olvidado su presencia— se vuelve a escuchar. Esta vez es una de esas canciones famosas que, a pesar de tratarse de rap en su más puro estado, ha llegado hasta la radio nacional. Gracias a la música el ambiente sombrío poco a poco comienza a nivelarse hasta sostenerse en un estado neutro. Taehyung se detiene por un segundo parado sobre la lámina abollada del techo del automóvil y se limpia la cara nuevamente. Yoongi le mira, sonríe de medio lado y se dirige hacia una camioneta de caja.

—Hey, Taehyung —habla (y es la primera vez que le llama por su nombre de forma no instigante o despectiva). Quiebra el vidrio del copiloto y hace un movimiento de cabeza invitándolo a canalizar su ira hacia la nueva furgoneta.

Tae le mira con la respiración agitada y los ojos rojos. Se pasa la lengua por los labios y luego de morderse el inferior se baja del auto en cuestión con un par de zancadas largas. Se estaciona de lado del piloto y empieza a golpear con fuerza. Yoongi sonríe y grita con euforia dejando aflorar de sus labios sonidos cortos, animosos. Incluso esta vez rapea la canción sin tapujos, volviendo a balancear su cuerpo en aquel vaivén rebelde e irregular.

El avanzar de los segundos propicia a que Taehyung empiece a destensar el cuerpo y su faz hasta transformar su gesto. Ahora de la serenidad pasa a algo que casi roza el disfrute. Entre la energía de Yoongi (que aún no me explico del todo de dónde sale cuando él también se ha puesto serio por un momento, pero parece que se ha olvidado de la amargura luego de unos cuantos porrazos) y la inercia incontrolable en su cuerpo, su rostro se restaura. Sus facciones ya no son duras, dolorosas; ahora está a punto de tocar lo que según yo se aproxima de alguna forma al gozo.

Prefiero verle así con diferencia. Mi cuerpo también se relaja y dejo salir un suave suspiro de alivio que culmina (sin realmente entender por qué) en una pequeña sonrisa sobre mis labios. Me absorbo la nariz, paso mi mirada a Yoongi y mi sonrisa se ensancha otro poco. Un pensamiento fugaz me señala lo increíble que es nuestra inestabilidad; no dudo en incluirme en el calificativo porque hace nada estuve con las mejillas mojadas y ahora estoy sonriendo.

De esta forma me percato lo genuinamente sencillo que es ponernos felices.

¿Es esto felicidad o estoy equivocada?

Un nuevo gritillo me saca de mis pensamientos. Esta vez proviene de Taehyung. Tiene las manos alzadas pues al parecer ha logrado tumbar los espejos laterales a la enorme y maciza camioneta. Yoongi le dice algo y con una sonrisa indócil señala el espejo del otro lado mientras él se dispone a resbalar su cuerpo —completamente divertido— por el capó con figura curvada. Si lo miro infantilmente, se asemeja a un muy corto tobogán. Una vez abajo Yoongi golpea las luces frontales y grita la última parte de la canción ya moribunda.

"I don't give a fuck."

—¡Sunie! —Tae me llama y puedo jurar que nunca le he escuchado decir mi nombre con tanta alegría—. ¡Mira!

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora