El ocaso se abre camino entre las coronas de los edificios industriales y pega con fuerza contra el ventanal del autobús que avanza muy lento gracias al tráfico concentrado en la avenida principal del distrito. Entrecierro los ojos con ligereza disponiéndome a esconder un poco más el rostro en el pecho de Taehyung que durante ningún momento del viaje ha dejado de acariciarme el cabello, las manos y la cara.
Sé que debería ser yo quien le tratase de esa forma, pero él se niega desde el inicio. Supongo que está nervioso y quiere distraerse de pensar lo que probablemente le espera unos minutos más adelante.
Tiene que volver al apartamento. Le entiendo; sé que quiere saber si su madre está bien. Desde aquella mañana me pide si puedo acompañarle y, tras hablar con Jeff para solicitar permiso de salir temprano (cosa que acepta sin mucho problema), no dudo en extenderle una respuesta positiva. Pero a pesar de que veo su rostro tranquilo durante los primeros minutos posteriores a mi contestación, su gesto se hunde en un océano oscuro de dudas y ansiedad que, siento, está carcomiéndole hasta la punta de los dedos.
Durante toda esa semana y la anterior hemos estado tranquilos. Aquella vivencia con Yoongi extrañamente ha generado un reseteo en nuestro sistema, como el reinicio de un computador que está cansado de permanecer encendido por meses. Me he detenido a pensar que no hemos hecho lo correcto: robar no está bien y mucho menos si no hay necesidad alguna de hacerlo, pero a propias palabras de Tae se trata de una experiencia que no volverá a repetirse. Yoongi tampoco menciona nada respecto al tema y luego de unos días, como si se tratase de una ilusión creada por mi imaginación y la de Taehyung en conjunto, desaparece de forma repentina.
Tiene más de una semana que no le vemos. Ni en la tienda, ni en el billar, ni en los alrededores. No puedo evitar preguntarme si le ha ocurrido algo y espero verdaderamente que no sea así pero no hay forma de saberlo. Sólo queda esperar. Mientras tanto, Taehyung se ha entrenado en el billar (y ha aprendido a tomarle gusto); yo he pasado sólo por un apagón más en mi cabeza dentro del baño del despacho de Jeff, pero no ha sido como los anteriores —a este me atrevería a catalogarlo como gentil—. Mis horas de sueño han logrado incrementar por lo menos un poco, por lo que, me parece, ya no luzco tan cansada como antes.
Los dedos de Taehyung envuelven la mano que reposa sobre mi regazo y con una pequeña sonrisa deshago el agarre para ser yo quien le sujete esta vez con mucho cariño. Miro su rostro impasible y me apresuro a dejar un par de besos en su mejilla antes de optar sonreírle buscando tranquilizarlo. Su piel brilla con la luz que pega de costado y sus labios se aprietan cuando empieza a reconocer las calles por las que el autobús comienza a pasar.
Nuestro destino no está muy lejos; ambos sabemos eso, por lo que me dedico a apretujar con suavidad su mano mientras le muestro una sonrisa, dispuesta a ser esta vez quien lo dé todo para hacerle sentir tranquilidad.
—Todo está bien, Tae —susurro antes de depositar un beso pequeño en la comisura de sus labios—. Te quiero mucho, ¿lo sabes?
Taehyung asiente y palpo sus brazos rodeándome en un abrazo ladino a la par que esconde su rostro entre el hueco de mi cuello y mi hombro. Sé que quiere convencerse a sí mismo de ello y, a pesar de que me concede la razón, estoy consciente de que mis palabras en realidad no sirven de mucho.
• •
Mientras subimos las escaleras siento que mi cuerpo empieza a temblar de manera involuntaria. Supongo que algo dentro de mí, mi parte más frágil, tiene miedo de volver a cruzar el umbral del apartamento 712, pero intento tranquilizarme a largos y profundos suspiros apretando mi mano sobre la de Taehyung. Me convenzo de que todo está bien, que no pasan de las seis de la tarde y aquel hombre está en el trabajo. Que Chaewon nunca sale de la habitación y aún si lo hiciera, jamás se asomaría a mirar la puerta del apartamento de enfrente.
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brats » bts; kth
FanfictionFuimos escoria olvidada hasta por la vida misma... pero si éramos un desperdicio, por lo menos lo éramos juntos. • heterosexual. • violencia, palabrotas y contenido adulto en general. • historia ganadora en la 4ta edición de los K-Pop Wattpad Awards...