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'033.

Mis dedos se contraen como en pequeños temblores contra las sábanas frías mientras comienzo a ganar un poco de toda la consciencia que he perdido desde la noche anterior. Una suave brisa tiembla y se mueve por mi cuerpo desde la única ventana de la habitación; la delgada cortina que la cubre oscila gracias al viento que se cuela entre la no muy pequeña abertura que conecta con el exterior.

Lo primero que mis ojos ven es el sol (o la silueta de él) escondido entre capas y capas de nubes grises que envuelven el cielo de Seúl. Y lo primero que siento, además de un dolor de estómago terrible que me recuerda que no he comido nada desde hace horas, es una jaqueca como pocas en mi vida. Es tan fuerte que no puedo mantener los ojos abiertos por más de tres segundos sin sentir que voy a quedarme ciega o morir de dolor.

Aún recostada boca abajo, me remuevo suavemente entre las sábanas claras. Mis piernas desnudas se estiran y se contraen mientras que mis brazos abrazan con más fuerza la almohada bajo mi cabeza haciéndome un ovillo.

Repentinamente pequeños recuerdos de lo que ha ocurrido la noche anterior azotan mis sentidos, provocándome abrir los ojos a velocidad aún si la molestia en mi cabeza es latente. Me miro a mí misma para darme cuenta de que, tal como en mis recuerdos que rememoran caricias y suspiros en medio de la oscuridad, tengo la ropa interior puesta. No obstante, aquello no es el culmen que roba mi entera atención.

Es el hueco vacío en la cama a mi lado.

Casi con pánico reflejándose en mis ojos hinchados miro tras de mí, topándome con el rostro de Taehyung inmerso en un sueño profundo. No está usando playera y tal como yo está tapado con las cobijas hasta el cuello, hecho un pequeño ovillo. Su ceño y facciones en general están completamente relajadas, como si no tuviese que preocuparse por nada más que dormir hasta que los ojos se le cansen de permanecer tanto tiempo cerrados.

Me relamo los labios y alzo ligeramente el cuerpo para confirmar si estamos nosotros solos en la cama, pero ni siquiera alcanzo a poner total atención a mi cometido pues entrecierro los párpados casi de inmediato a la par que llevo una de mis manos a mis sienes, apretujando con suavidad. Me duele demasiado la cabeza. No recuerdo haber ingerido una sola gota de alcohol pero siento como si tuviese la peor resaca de mi vida.

Apretujo los labios sentándome sobre la superficie acolchada, teniendo sumo cuidado de no destapar ni despertar a Tae entretanto observo alrededor perdida, casi ausente. ¿Qué hora es? El clima nublado no me permite siquiera calcular el tiempo y mi móvil seguro que está metido en alguna bolsa de la mochila que no he visto desde la tarde anterior.

Además... ¿dónde está Yoongi?

Sé que todos aquellos recuerdos en mi cabeza esta vez son reales. Se sienten reales. Soy incapaz de cerrar los ojos sin sentir los labios de Taehyung y Yoongi recorriendo mi cuello; sus yemas paseándose por mi espalda y mi cadera. Suspiro entrecortadamente sólo de recordarlo, percibiendo una pequeña punzada en mi intimidad que hace que contraiga mis piernas una contra otra.

Entre borrosos eventos recuerdo que, a pesar de nuestra cercanía y liberación a roces y besos, no hemos escalado a más. Supongo que no hemos sentido esa necesidad, pues de ser así estoy casi segura de que ninguno de los tres se hubiese frenado a pensar con claridad; a detener semejante situación. O quizá ha ocurrido y he sido yo, en un momento de poquísima consciencia, la que les ha parado debido a mi periodo. Honestamente no tengo idea. No tengo memoria vívida e inmediata de lo que estaba pensando mientras ellos...

Oh. Las pastillas. La remembranza del comprimido entrando en mi boca gracias a la lengua de Yoongi hace que una pequeña ola de calor me recorra el cuerpo. Tal vez eso es lo que está ocasionándome tan terrible dolor de cabeza. Tengo lagunas temporales en las que no recuerdo absolutamente nada de lo que pasó y estas se extienden desde un rato después de ingerirla hasta que, como por arte de magia, aparecimos en esta habitación.