'030.

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Cierro la puerta del baño, mordiéndome el labio mientras observo la escena desde el frente de la habitación. El ambiente oscuro es iluminado por una tenue luz amarilla que proviene de una pequeña lámpara encendida en una de las esquinas contrarias al ventanal de tamaño mediano, de amplias cristaleras, sin cortinas. De fuera se cuela un destello rosado que, supongo, proviene de la luz neón que prende y apaga e indica que aún quedan habitaciones vacías en caso de que alguien esté interesado en ingresar al lugar.

Me paso la lengua por el labio superior mientras avanzo a pasos cortos y tambaleantes hasta la orilla frontal de la cama. Agradezco que el colchón sea lo suficientemente grande como para que los tres entremos sin estar muy apretados, sin embargo, si soy honesta, no es lo que más me preocupa en el momento.

Mis ojos viajan por las dos figuras inertes bajo las sábanas. El espacio en medio de sus cuerpos es difícil de ignorar, tal como el hecho de que no es la primera vez que dormimos juntos pero sí la primera en que lo hacemos en una cama, en una habitación a solas. Peino mi cabello con los dedos hasta llegar a los pies del colchón mientras libero un pequeño suspiro acompañado de un nuevo mordisco a mi belfo inferior.

Sé que no estoy nerviosa; sé que las cosas ahora son, se sienten diferentes. No es sólo la situación indefinible entre Yoongi y yo, sino que debido a los cambios tan abruptos que ha dado mi vida durante los últimos días (y, para qué mentir, semanas) atrás, un montón de cosas dentro de mí se han transformado. Supongo que la gama de colores con la que miro la vida se ha expandido lo suficiente como para empezar a creer que no estoy más en un vacío gris, lúgubre y sin fondo. Estoy viviendo. Aún si la situación es extrema, aún si me encuentro huyendo de la policía junto a las dos personas que más quiero en el mundo, me siento bien.

Esperanzada, animada. Curiosa.

Gateo por el espacio entre Taehyung y Yoongi hasta escabullirme en el medio de las cobijas, soltando un pequeño jadeo de gusto al acomodarme ahí, calientita y protegida. La espalda de Yoongi sube y baja a ritmo acompasado a mi lado derecho mientras que el frente de Taehyung está apuntando en mi dirección a mi izquierda, con los ojos cerrados.

Mi atención se fija sobre la luz foránea que se cierne como una aureola rosácea sobre su piel canela. Así, si apareciera en mis sueños, podría jurar que es una especie de ángel; aunque dulce, peligroso. Con su barbilla que al paso de los años se ha afilado, sus facciones que pierden ese chispazo infantil para madurar a las de un hombre, sus ojos profundos... no sé si seré capaz de seguirle el paso a Taehyung mientras el tiempo siga avanzando.

Él está creciendo, pero... ¿yo también lo hago?

Mis ojos se detienen sobre la curva de sus labios y, sin pensarlo, relamo los propios. Exhalo aire con suavidad, atenta a los lentos movimientos de sus respiraciones; el subir y bajar de su pecho, sintiéndome evidenciada al afrontar el repetino alzar de sus párpados seguido de una sonrisa pequeña.

—¿No puedes dormir? —habla en voz muy baja y ronca, sorprendiéndome por lo natural que suena a comparación de su actitud cuando llegamos a la habitación pues ya no parece tan cansado.

Se pasa la lengua por los labios cuando encojo los hombros con ligereza, como si no supiera qué decir.

—No lo he intentado muy fuerte —susurro en respuesta. Tae suelta una risa pequeñita, casi inexistente, a la par que estira una mano para rodear mi cintura.

Me acerca a él, aunque no espero a que me invite a hacerlo para buscar nuestra cercanía por mí misma. Apoyo mi frente en su pecho mientras Tae se dedica a juguetear con el borde de mi blusa y sus dedos, cosquilleando delicadamente la piel de mi espalda por encima de la tela. Sonrío en completa comodidad al sentir sus labios sobre mi coronilla, no obstante no pasa desapercibida la velocidad a la que mi corazón comienza a latir contra mi pecho.

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora