( ! ): violencia.
Aún si creo que es una broma, Yoongi aguarda hasta el último momento en el que Jeff me deja salir del billar a las cuatro y doce de la madrugada, horario en el que toda la clientela se ha ido y, a sabiendas de que las ventas están bajas, no va a llegar nadie más. De vez en cuando estiro el cuello desde mi asiento para buscar su silueta desgastada entre las ventanas, pues como podría esperarse de él, prefiere salir a fumar cigarrillos antes que quedarse sentado pretendiendo que no se da cuenta de mi mirada interrogante, de mis ganas de indagar qué es lo que le ha ocurrido para llegar con esas pintas y desaparecer sin dejar rastro por tantos días.
Cuando me aseguro de dejar todo en orden me aproximo a la salida y me percato de que los vidrios están apenas empañados por dentro, cuestión que me indica que el frío acuna en sus brazos a Seo de nueva cuenta. Aprieto los labios y antes de salir busco entre mis pertenencias mi chaqueta larga preferida, colocándola por encima de mis hombros. Doy un profundo suspiro como si estuviese a punto a partir a la guerra y halo con fuerza la pesada puerta de metal que genera ese sonido pesado y chirriante, molesto.
Yoongi está sentado en la acera y nada más me mira sonríe amplio, muy amplio.
Las heridas siguen presentes en su rostro, aunque el ornamento de la sangre seca se ha esfumado casi en su totalidad cuando Jeff le pide que se limpie (pues dice que si la policía lo ve así de seguro va a meterse en problemas). La sonrisa ensangrentada también ha desaparecido, enjuagándose entre botellas y botellas de cerveza que se ha empinado durante las dos horas anteriores. Está más o menos borracho, puedo notarlo. Su aliento también lo delata.
—¿Terminaste? —cuestiona como si no fuera muy obvio a pesar de que traigo mi mochila sobre los hombros. Me extiende el cigarrillo que trae entre los dedos cuando por pura inercia me aproximo a su lado y me siento en el suelo helado.
Asiento y suelto un sonido muy suave con la garganta mientras calo el tabaco, agradeciendo el alivio del calor que me brinda en los pulmones y los dedos. Tengo cuidado de no acercarlo demasiado a la tira adhesiva que Jeff me ha colocado en el índice donde me he clavado la astilla, pues tengo miedo de que se queme.
Yoongi ha sido, de hecho, quien ha sacado aquel doloroso trozo de madera incrustado en mi piel.
—Te desapareciste mucho tiempo —susurro como no queriendo luego de largos minutos de silencio, devolviéndole el pitillo que él acepta gustoso entre su dedo índice y medio—. Creímos que te había pasado algo.
—¿Entonces han pensado en mí? —ríe de nuevo con ese deje de orgullo en sus palabras a la par que estira las piernas, pues mantuvo una flexionada para recargar su codo por bastante tiempo—. Qué tiernos.
Me paso la lengua por los labios pero me quedo en silencio. Yoongi sigue sonriendo y esta vez desvía su mirada de mí para clavarla en el vacío frente a nosotros. Los autos van y vienen en la carretera que queda del lado derecho y seguido del billar no puede verse más que metros y metros vacíos de acera junto al camino; árboles secos, hojas y plantas pisoteadas, todo marchito en el suelo. Las luces de los autos iluminan su rostro y hacen brillar sus ojos pequeños, resaltando aquellos moretones que le ensucian la inmaculada tez.
Una inminente necesidad ataca mis dedos de la mano derecha; incluso pica y arde como lejía en las yemas. Quiero acercarla a su rostro y delinear sus heridas sin tocarlas —como si fuesen las hendiduras en la corteza de un árbol—, porque a pesar de que sonríe desequilibradamente creo que hay algo en él no está bien. Le pasa algo. O como a nosotros, le falta algo.
—¿A qué maldita hora sale ese niño?
Yoongi me saca de mis pensamientos arrastrando las palabras. Se termina el cigarrillo y lo tira al suelo. Lo pisa con su pesada bota oscura y cuando veo que está a punto de levantarse le detengo colocando una mano sobre su rodilla, suave, muy suavemente. Por primera vez conozco lo que parece ser un gesto de sorpresa en sus rebeldes facciones. Me mira serio y tan pronto como me doy cuenta de mi acción quito los dedos de aquel lugar, levantándome del suelo.

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brats » bts; kth
FanficFuimos escoria olvidada hasta por la vida misma... pero si éramos un desperdicio, por lo menos lo éramos juntos. • heterosexual. • violencia, palabrotas y contenido adulto en general. • historia ganadora en la 4ta edición de los K-Pop Wattpad Awards...