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'047.

—¿Entonces dejarán de vivir con Hoseoki? ¡Ah! Debe estar tan triste.

Dawon me mira suspirando con melancolía. Forma un pequeño puchero entre sus labios luego de dar un sorbo a su bebida helada y, utilizando la servilleta como distracción, baja la mirada para quedarse un buen rato observando algún punto indiferente entre la mesa y su gran vaso de café con hielos.

—Mhm, es la idea —respondo, asintiendo al recargar la barbilla sobre mi mano—. El apartamento ya nos queda un poco pequeño y de todas maneras parece justo volver a dejarle su espacio a Hobi después de invadirle por tanto tiempo.

—Pero si jamás han invadido nada. ¡No digas tonterías, Sun!

Sonrío al escucharle soltar una leve risita que hace que sus hoyuelos —idénticos a los de Hobi— salgan a relucir en sus mejillas. Hace mucho no veo a Dawon en persona, sin embargo jamás podría olvidar su gesto dulce y su melodiosa risita, digna de una princesa.

Ante el notorio fracaso que hemos enfrentado en varias fiestas al no ubicar a su novio por ninguna parte, Taehyung y yo hemos pensado en una solución un tanto... distinta. Y aunque al principio dudamos que las cosas marcharan a nuestro favor puesto que Dawon llevaba un buen tiempo sin estar en contacto con ninguno de nosotros, nos sorprendió que no fuese tan complicado que respondiera mi mensaje en cuanto le hice saber que quería verle y salir con ella.

—¿Cuándo van a mudarse? ¿Ya tienen todo preparado?

—Creo que sí. Nos mudaremos este fin de semana.

—Wow, eso fue rápido, ¿no? ¡Si apenas encontraron la casa la semana pasada!

—Un poco —encojo los hombros sonriendo ante su entusiasmo—. El dueño estaba algo apresurado y en cuanto le dijimos que podíamos pagarle el monto de la renta por adelantado el día que nos mostró la casa no hizo preguntas y aceptó rentárnosla. Sólo tenemos que esperar porque tiene que arreglar algunas cosas con los papeles para darnos el contrato o algo así.

—Me alegra que hayan tenido suerte con eso, Sun. Generalmente los renteros son un dolor de cabeza y tardan muchísimo en terminar el papeleo de esas cosas.

—Iba a tardar una semana más pero Yoongi lo presionó. Ya lleva un tiempo quejándose por el espacio de la cama. A veces no quiere dormir apretado y se va al sillón pero al día siguiente tenemos que aguantarle el mal humor porque le duele la espalda —ruedo los ojos, cómplice. Ella arruga la nariz en un gesto juguetón.

—No importa cuánto tiempo pase, Yoongi siempre seguirá siendo el mismo. Es un caso perdido.

Vuelve a reír. Yo río con ella y me quedo callada observándola cuando al poco tiempo noto que sus ojos se quedan estancados en la nada de nueva cuenta. A pesar de que parece superficialmente feliz, hay desazón en su mirada. No es muy difícil asociar que lo que la tiene así trata del tema de su novio y sé que si juego bien mis cartas avanzaremos mucho más de lo que hemos podido durante aquellas noches perdidas en las calles de Seongnae.

—Siento que me he perdido de tantas cosas, Sun —murmura luego de un buen espacio de tiempo en el que ninguna de las dos dice nada. Suspira largo, pesado, y vira sus ojos a mí tan sólo unos momentos para desviarlos en cuanto tiene oportunidad—. Creo que me he desconectado tanto... de Hoseok, de ti, de todos y todo en general. ¡La última vez que te vi eras una chiquita tierna y callada a la que era difícil sacarle apenas dos palabras y ahora mírate!

Ríe con pesadez. Suspira. Yo sólo le observo en silencio.

—Todo es... tan diferente.

—Debe... haber una razón para eso, ¿supongo? Las cosas no suelen cambiar de la nada —intervengo dando un sorbo a mi té, tratando de sonar casual. Dawon se descubre las orejas poniéndose el cabello tras ellas y se acomoda en el asiento, inquieta.