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El sol apenas acaricia los bordes de las hojas de los árboles cuando tres golpeteos secos resuenan en el interior de la habitación. La luz roja se ha ido y ahora sólo una diminuta franja blanquecina se cuela entre las densas cortinas oscuras anunciando la mañana. Mis ojos se abren lentamente. Taehyung respira profundo y se encoge en su lugar con el ceño apenas fruncido, sin embargo no le veo con sobradas intenciones de despertar por lo que soy yo quien termina saliendo de la cama para ir a abrir la puerta.

Al levantarme una punzada intensa se anida en la parte baja de mi abdomen. Frunzo el rostro en una pequeña mueca de dolor y me llevo una mano ahí, como si quisiera sostener la molestia para que no se esparza sobre el resto de mi cuerpo, aunque sé que en unas horas será inevitable. Me muerdo el labio a sabiendas de lo que aquello significa y, derrotada, arrastro los pies hasta llegar a la entrada.

Retiro el pestillo con la llave que no he quitado de la perilla desde la madrugada. Al abrir me topo con la mirada oscura de Yoongi clavada en mi rostro; seguramente estoy hecha un desastre y el malestar en mi vientre no ayuda en lo absoluto. Él me observa. Sus ojeras son evidentes, pero prefiero no hacer comentario al respecto. Aún si sus disculpas nocturnas me han tomado desprevenida, he optado por no darle vueltas al asunto pues mi único pensamiento consistía en ir a tocar la puerta de su habitación hecha un mar de lágrimas sólo para pedir absurdas explicaciones por aquel "lo siento" que no aún termino de entender, además de darle vueltas a la decepción por su ausencia el viernes por la noche.

Claramente no lo hice.

—Hey —dice con su típica ronquera matutina. Los cabellitos de la nuca se me erizan al escucharle—. ¿Ya?

—Tae sigue dormido —murmuro luego de negar con la cabeza y con un leve sonido gutural, quitándome de la puerta para invitarle a pasar. Yoongi pone los ojos en blanco y entra con aquel caminar tan peculiar, tan suyo, aproximándose a la cama.

Cierro la puerta y avanzo tan sólo un par de pasos, frenándome al mismo tiempo que él lo hace. Mira a Taehyung con sus manos refugiadas en las bolsas delanteras de su pantalón oscuro y bufa una pequeña risilla, negando con la cabeza. Tae está hecho un ovillo entre las sábanas de extraña textura.

—Hey, niñato —protesta—. Despierta.

Taehyung tiene el sueño más o menos pesado. O quizá no es eso, pero hacerle reunir suficiente voluntad para hacerle salir de la cama es toda una odisea. Quiero sonreír pero una nueva punzada en mi vientre me hace entrecerrar los ojos con suavidad, dolida.

—Taehyung —Yoongi vuelve a intentar pero Tae sólo se remueve soltando pequeños gruñidos de inconformidad. Bufa de nueva cuenta y da media vuelta para mirarme, casi suplicándome con la mirada que tome acción.

Le observo en silencio. Supongo que espera que le diga algo pero ninguna frase coherente me viene a la cabeza por lo que únicamente me relamo los labios y paso de largo hacia la esquina de la habitación para tomar mi mochila. Luego hinco una rodilla en el colchón con la bolsa en la mano y dejo un pequeño beso en la mejilla de Taehyung, susurrando que ya es hora de levantarse, ante lo que él sólo suspira con los ojos cerrados.

Mi mirada choca con la de Yoongi al erguirme. Tengo la misma sensación extraña de la madrugada anterior, pero otra vez ninguno de los dos se atreve a decir nada.

—Voy a darme un baño. No tardo —anuncio con la voz enronquecida. Yoongi me mira y sólo asiente.

Camino hasta encerrarme en el baño. Me he duchado la tarde anterior pero por alguna razón tengo la terrible urgencia de sentir agua caliente resbalar con suavidad por mi cuerpo. Quizá es mi manera de sentirme protegida, en un abrazo que no tiene nombre ni cara, para reconfortarme y aliviar el molesto dolor que se esfuerza en contraer todos los músculos de mi abdomen y mi cadera.

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora